Cuatro mesas circulares para quince personas cada una, fueron dispuestas en el jardín de la residencia de los Mijares Álvarez, para recibir a los miembros del Club Sembradores de Torreón, ya que en ese día ?seis del presente mes- se efectuó la sesión comida reglamentaria, haciendo los honores del evento Javier Mijares Solares, como anfitrión principal por ser en su residencia, acompañado de Arturo Rivera Ruiz, Horacio Aranda Alcalá y Hugo de la Mora Esquivias.
Se sirvió una variedad de platillos de la cocina mexicana y postres, se rifaron tal cantidad de gorras y camisetas que pocos fueron los asistentes que no se llevaron una. Cinco sembradores fueron los que resultaron más agraciados, ya que obtuvieron los premios principales.
Pero mira, todo eso le da sabor al caldo, pues es parte de un todo, cuyos compuestos principales son: Compañerismo y alegría, con el ingrediente primordial de la amistad.
Una semana después, Arturo Rivera Ruiz inauguró una tienda más de una cadena que casi llega al medio centenar. La verdad, Arturo es incontenible, de gran acometividad para los negocios. Su gran visión empresarial lo ha llevado a crear fuentes de trabajo que son sostén de muchas familias. Vayan las afectuosas felicitaciones de sus amigos Sembradores.
En siete consejos directivos del Club Sembradores fui secretario, los presididos por Alejandro Pérez de la Vega, Mario Villarreal Roiz, César Mauricio Villalobos Márquez, Jesús Raúl Villarreal González, Eduardo Arturo Villalobos Chávez, Francisco Javier Iriarte Maisterrena y Edilberto Zúñiga González y por esa circunstancia algunas veces se me inquiere sobre tal o cual ordenamiento de los estatutos del club.
Por ejemplo, se me hace la pregunta de si se improvisan las palabras con las que se toma la protesta de un nuevo socio, y lógicamente la respuesta es negativa, ya que existe una fórmula prevista en los estatutos y en el artículo cincuenta y seis del reglamento interior del club.
Tú sabes que eso de las mesas de café es costumbre universal y en nuestro México y en nuestro Torreón está generalizada. Yo conozco algunas de esas mesas frecuentadas por sembradores y por eso te hago estas disquisiciones:
La mesa del café a la que los sábados concurro tiene singularidades sorprendentes por la heterogénea del carácter personal de los contertulios. Claroscuros que dan tonalidades diversas a la conversación: Lo mismo se abordan temas trascendentes, que se cae en el abismo de la frivolidad. Se festejan los aciertos o torpezas con risas disimuladas o carcajadas estentóreas. Lo ignorado se esclarece y toma visos de verdad absoluta.
Por la escala de matices culturales del grupo, se sabe de todo y lo que no, se inventa, se improvisa. Se penetra en el significado de las palabras adentrándose en la semántica. Acaso surgen controversias que se resuelven, finalmente, bajo el signo de una virtud humana: ¡La amistad!