Como los hechos van descubriendo las cualidades de las personas. En nuestro club hay muchos valores ignorados. Consocios de los cuales sabemos de su personalidad, de sus actividades, del lugar que ocupan en la sociedad, porque el directorio del Club Sembradores de Torreón consigna todos los datos, pero de sus dotes artísticas o su vocación literaria sabemos poco.
Lo anterior viene a cuento, porque nuestro presidente Sergio Berlanga Espinosa a través de sus cartas a los socios, pone a descubierto sus dotes literarias, pues no es sólo el buen uso del léxico, sino que sus reportes tienen estilo periodístico. Verbigracia:
Los que no asistieron no saben de lo que se perdieron. El glamour se enseñoreó en Sembradores, dándole calor a la fría noche del diecinueve de noviembre, en que lució como era, una gran fiesta mexicana, celebrando sesenta matrimonios amigos, un aniversario más de la Revolución de 1910.
Fue en el Casino del Club Campestre La Rosita donde se llevó a cabo este magnífico evento. El lugar todo era una pasarela multicolor. Nuestras bellas damas, a cual más, lucían con gracia y donaire largas y amplísimas faldas, rebozos, trenzas y sus adornos cual Adelitas revolucionarias. Hasta los caballeros derrocharon galanura y gallardía con sus sombreros, zarapes y cananas.
Fue difícil determinar quién de nuestras señoras iba mejor caracterizada para tal ocasión. El jurado calificador, tras de profundas deliberaciones decidieron otorgar los tres primeros lugares a Lulis de Berlanga, Silvia de Pérez y Chacha de García. Todas las damas participantes merecían por igual haber sido premiadas.
Disfrutamos de una buena música que acompañó las entonadas voces de Sembradores interpretando nuestras vernáculas canciones: El doctor Roberto Villarreal, que andaba como pez en su elemento, dio lectura a una epístola íntima escrita por nuestro coterráneo Ricardo Montalbán; Chuy Campos interpretó sentida versión de El Tiempo; Alma Rosa Campos excelente como es su costumbre nos deleitó con su bella voz cantando el Corrido de Chihuahua; Lalo Herrera ripostó con el de Torreón y Toño Fernández, con ese vocerrón que Dios le dio, estuvo muy inspirado en sus interpretaciones. Para cerrar con broche de oro, otra sorpresa, Margarita de Rivera nos cantó la antigua y romántica canción Venia Bendita.
Era tan agradable el ambiente que queríamos que no se terminara. Hasta nuestros queridos compañeros que por costumbre son los primeros en retirarse, permanecieron felices hasta que el personal del Campestre empezó a retirar las mesas y sillas. Ya era de madrugada.
Ahora sólo toca esperar la celebración de nuestra tradicional posada navideña mañana viernes allá en la hermana ciudad de Gómez Palacio. Al siguiente día la misa de acción de gracias, y los tamalitos ¿cuándo?