Por Gabriel Bauducco
El Siglo de Torreón
MÉXICO, DF.- Cuando abrió los ojos, Ana se encontró en un lugar extraño esa mañana. Estaba acostumbrada a las giras por el mundo, porque desde hacía 20 años sabía lo que era la fama, gracias al grupo Mecano, del que ella era la voz.
Pero en los últimos tiempos, las inseguridades se habían apoderado de ella, a pesar de que llevaba diez años de carrera como solista. ¿Realmente era una buena cantante, o no? ¿Podía triunfar como solista a pesar de los años en los que su voz era la identidad de un grupo? ¿Podría componer sus canciones? ¿Encontraría el amor para siempre alguna vez?
La cabeza le daba vueltas y el cansancio le tendía trampas en cada rincón del cuerpo. Sin embargo, increíblemente a pesar del madrugón, Ana Torroja estaba de buen humor. Siempre ha odiado levantarse temprano. Desde la época en que tenía que levantarse para la escuela y, más de una vez, se iba de pinta.
Pero ese día no había excusas que dar, porque tampoco había obligaciones cumplir. Esta gira sería la confirmación de su éxito como solista. Y, como si eso fuera poco, parecía que el amor que vivía últimamente, se quedaría para siempre esta vez.
Ana venía a México para promocionar su nuevo disco Frágil. Y todo mundo le sonreía. Así es que esas inseguridades que el año anterior le aplastaron el ánimo, cuando vivía en París, desaparecían ahora por obra y gracia de la popularidad.
?Cada vez que vengo aquí me siento como si estuviera en España ?dijo ese día-. Incluso, algunas veces, mejor. Porque España es un país menos fiel. Y los mexicanos, por lo menos conmigo, lo son?.
¿Hablas del público en general o de alguno en especial?
No (se ríe), sólo del público. Porque de México no conozco más que a su público, aunque una de mis mejores amigas sea de aquí. Pero me refiero sobre todo a que no te sientes extranjero. Es como cuando tienes un buen amigo. Aunque lleves meses sin hablar, cuando te juntas, es como si no hubiera pasado el tiempo.
¿Pero no tiene eso que ver con algunas almas más que con un pueblo?
Sí, pero las almas mexicanas son fieles, cariñosas, respetuosas.
Ya que hablamos de almas, supongamos que Mónica Naranjo y tú mueren al mismo tiempo. Supongamos también que ambas van al cielo... Lo cual ya es toda una suposición... Sí. ¿A quién recibiría primero San Pedro?
Ah... no tengo ni idea. No conozco a Mónica. Y además no sé por qué ella o yo deberíamos tener la preferencia.
Porque dicen que San Pedro da sólo audiencias individuales.
Ah (se ríe)... eso sí que no me lo habían contado. Pero creo que yo le diría a Mónica que pasara ella primero, para que luego me dijera cómo está el asunto ahí arriba.
Mmm. Sí, está bueno eso de tener informantes. Pero, antes de entrar al cielo, uno tiene que hacer un mea culpa.
Bueno, yo me siento bastante bien conmigo misma. Muy a gusto interiormente. Porque, también es verdad que después de la tempestad viene la calma. Ahora estoy bien. Pero el año pasado estuve mal. Tenía la vida revuelta. Estaba pasando por una etapa de decepciones, en general. La gente con la que trabajaba, la gente con la que me encontraba. Viví en París un tiempo. Y como ahí nadie me conoce, pude darme cuenta de muchas cosas. Aunque yo ya había oído a muchas personas hablar de eso, pero no lo había sentido.
A ver... ¿de qué estamos hablando?
Vamos... de aquello de... cuando estás arriba todo mundo te adora y cuando no, pues, te dan una patada y si pueden te tiran por el servicio. Yo sabía que era así, pero no quería verlo. Eso me pasó con algunas personas.
Llegas a un país nuevo, donde no hablas el idioma. Y entonces resulta que las cosas no son tan fáciles. Y de repente la gente que te había abierto lo brazos te cierra las puertas de una manera espantosa. Y... te sientes muy sola.
Una de esas etapas que son más negativas que cualquier otra cosa. Y, además, sé que suena muy trillado decir esto, pero uno sale renovado de situaciones como esa (hace una pausa). Lo cierto es que también aprender a decir que no me ayudó mucho, aunque me ha costado un trabajo terrible.
¿Con o sin psicoterapia?
Sin, sin terapia.
Ah... te ahorraste un buen dinero, entonces. Hay gente a la que le cuesta mucho dinero aprender a decir ?no?.
Sí (se ríe), la verdad que sí. Lo que pasa es que yo no creo mucho en las terapias. Hay gente a la que le sirve, y le va muy bien. Hay quienes van a la terapia como quien va al dentista o a hacerse un chequeo. Yo creo que la fuerza está en uno. Los de afuera qué diablos saben de ti. La mejor manera de aprender es equivocándose y sufriendo.
Tú no habrías sido amiga de Sigmund Freud.
¡Hombre!... me hubiera gustado conocerlo, conversar con él. Pero no como terapeuta, sino como amigo.
Hay gente que dice que no se puede ser revolucionario a los 40. Tú tienes 43, ¿qué crees?
Que la gente que dice eso está un poco muerta. No se puede perder la ilusión. Si uno piensa que ya lo hizo todo, y que no tiene nada qué aprender, y que no tiene nada por lo qué luchar... pues, qué triste. Es más, yo estoy tan en desacuerdo con esta afirmación, que aunque sea me revelo contra mí misma.
También hay gente que dice que los cantantes son los más egoístas de todos los profesionales, porque su trabajo no tiene ninguna utilidad más que para ellos; que cantan porque les gusta... y nada más.
Pues, fíjate que esa gente tiene razón. Por supuesto que es así. Mi trabajo me sirve a mí... para ser feliz. Pero yo no estoy segura de que le sirva a nadie más. Cuando yo canto me olvido del resto del mundo y de mí misma. Hago lo que me gusta, sin pensar demasiado en un target de público, o si voy a vender 100 o 200. Y lo curioso de eso, es que ése trabajo, cuando sale a la venta y llega a la calle, pues ya no te pertenece.
Eso de ?no te pertenece?, aplica más que nunca si caminas por el barrio de Tepito.
Sí ( se ríe). Oye, eso es humor negro... una dura lucha con eso de la piratería.
Hace años, dijiste que el día que dejaras Mecano sería para casarte y tener hijos. Y...
No, no fue exactamente así. No creo que haya hablado de casarme. Y respecto de tener hijos... bueno, creo que me refería a dejar Mecano cuando todavía tuviera energías para dedicarme a correr feliz detrás de mi enano. Es cierto que no he tenido hijos (hace una pausa). A esta altura de la vida... pues, la verdad es que no sé si eso pueda ser. Yo sigo intentándolo. Y mientras tanto, vaya, (sonríe, ahora sí) me divierto con el ejercicio. Quién sabe. A lo mejor ése es un asunto que no es para mí.
Como la matemática.
Sí (sonríe) como la matemática. Cuando era niña. Sigue siendo igual. Tengo que contar con los dedos (entonces hace un ademán con sus manos pequeñitas, regordetas). Eso es algo que no se me da. Como tampoco se me da componer la melodía de una canción. Hasta ahora nada más he podido escribir las letras. Y me conformo con tomar una grabadora como esta, igual que la tuya, y tararear un poquito, trocitos de canciones que todavía no son. Bueno, ya ves, quizá eso tampoco se me dará alguna vez. Y tampoco sé hacer una buena paella.
¡Noooo!
¡Hombre! No exageres. Sé hacer un rico gazpacho, una buena tortilla de papas.
Está bien, podemos negociar. Lo que sea para que no vuelvas a caer en un mal estado como el del año pasado.
Mira, es que... fue raro. Primero me decepcioné de casi toda la gente que me rodeaba. Después me enojé. Y más tarde los mandé a tomar... (se autocensura antes de terminar aquel bonito insulto español). Porque, bueno, también es cierto que soy un poco insegura.
Eso se nota. Debo decirlo aunque, ahora sí, vayas derecho a la psicoterapia.
Dudo mucho, siempre dudo mucho. Creo que mi terapia es darle vueltas a las cosas. Aunque muchas veces vuelva al mismo punto de partida.
Eso se decía de ti cuando estabas en Mecano, que eras insegura.
Sí. Porque es verdad. Pero, vamos (se ríe)... la inseguridad no es un monopolio mío. Parece que es un mal de casi todos los artistas. También soy testaruda. Y me cuesta callarme y soy muy perezosa (se ríe mucho). De verdad, aunque parezca mentira, no soy muy disciplinada. Sólo las cosas que de verdad me apasionan logran mi atención. Soy muy mariposa, muy abeja, muy... cualquier ser volador. Me gusta andar de aquí para allá. Es decir, lo que cualquiera describe como un ser inconstante.
Entonces no te voy a pedir que cuentes detalladamente tu vida.
Ah, pero puedo escoger algunos momentos. Como la primera vez que fui a un concierto, a ver a Genesis. Y lo elijo porque ése día descubrí que yo quería estar en un escenario.
¿Ese fue el día que volviste a interesarte por la música, después de haberle prestado atención sólo a los muchachos durante un tiempo?
Claroooo. Pero... ¿cómo es que tú sabes esas cosas?
- Oye, ¿no se pueden combinar la música con los muchachos? ?pregunta Claudia López, la jefa de prensa de la disquera, como al pasar. Y todo mundo ríe.
No, para ella eso era imposible.
Es verdad ?Responde Ana-. Ya les dije que tengo problemitas de concentración. Y además, no es fácil de compaginar este trabajo con la vida en pareja. Bueno, pero ya basta, porque eso, la pareja, es algo de lo que no quiero hablar. También pongamos en los momentos importantes al día en que en una compañía de discos me dijeron que yo podía cantar, cuando estábamos haciendo una prueba, con Mecano, y el que cantaba era José. Y también la fecha en que murió mi madre. Porque ese día aprendí a no tenerle miedo a la muerte. Vi que no era tan...
¿Tan muerte?
Sí (sonríe, con una sonrisa amarga). Vi que la muerte no era tan dramática, ni tanto de temer, como me habían hecho creer cuando me enseñaban religión en el colegio. Ese día vi que la muerte era un momento de paz (Ana se queda un segundo en silencio, en auténtica paz).
¿Tienes más momentos importantes guardados por ahí?
Sí. El día que decidí grabar un disco sola. Eso sí que me ayudó en la autoestima. Necesitaba saber que podía hacer otras cosas. Cosas que pueden gustar más o menos, pero... eso me da igual. Y... (juega con los dedos dentro de un vaso con hielo, del que ya se ha bebido el agua)... ¡J...!, no sé si debería decir esto. El siguiente momento que quiero poner en esa lista es este momento. Yo sé que las cosas no son para siempre. Pero creo que esta vez, mi corazón está ocupado por una persona que se va a quedar para siempre. Es un tipo excepcional. Pero es un tipo normal. Y creo que eso me gusta mucho de él. No es famoso, pero... ¡Qué bárbaro! Esto sí que no lo había dicho nunca, la verdad.
A mí no me importa si se lo has dicho antes a un periodista. Me importa saber si se lo has dicho a él.
No. ¿A mi chico? Clarooo. Se lo digo todo el tiempo. Mira, para explicarte lo que siento, te diría que no quiero cambiar nada de él. Y eso es una cosa rara en mí, porque siempre he querido cambiar a los demás.
Ya ves que no te hubiera venido más eso de la terapia.
Oye, qué pesado eres con eso (se ríe). Tú has de tener comisión con algún sicoanalista. Lo único que puedo decirte es que soy una persona feliz, sin importar demasiado lo que vendrá. Como decía uno de esos terapeutas amigos tuyos (sonríe)... ?sólo encuentra el que nada busca?. Aunque eso lo haya dicho Confucio.
Ah, pero Confucio no era sicoanalista, porque eso, en su época todavía no existía.
No, es cierto. Pero tú seguro tienes un amigo psicólogo, dime la verdad.
TEXTOS PARA RECUADRO
El nuevo disco
?Frágil?, el nuevo disco de Ana Torroja, fue producido por el ya consagrado francés Eric Mouquet, a través de la disquera BMG Ariola. Mouquet es el mismo productor de Deep Forest y se ha caracterizado por la innovación de fusionar distintos sonidos étnicos tradicionales, transformándolos en piezas contemporáneas, con un estilo más bien pop. Quizá, sea esta la definición de este trabajo. Se trata de un repertorio al que, desde luego, no le queda ni un rastro de la Torroja que aparecía en Mecano.
-La cantante española intenta, una vez más, ganar terreno en el campo de la composición. Y lo hace mediante temas como Libélula, Con sólo un beso, Frágil o Basta con creer. Catorce canciones completan la grabación.
-En los primeros lugares de los temas más escuchados, Torroja todavía conserva el timbre agudo de la voz que la caracterizó.
-Quién Dice es el primer sencillo de Frágil, que suena en la radio desde hace ya varios días.
-En el CD hay también un dúo con Saúl Hernández, cantante del grupo Jaguares (ex Caifanes) y una versión de Wish you Were Here, de Pink Floyd. Un disco raro, ecléctico. No apto para reventones pero sí para la hora de la cena con amigos.
Un poco de historia
En marzo de 1998, cuando hacía varios años ?desde 1992- que Mecano no daba señales de vida, comienza a correr la noticia de que el grupo todavía tenía cosas para dar. Y así fue como salió a la venta un compilado de 20 años de música, bajo el nombre de ?Ana/José/Nacho?. Dos discos casi de colección, porque además de los temas que el público esperaba por conocerlos ya, venían también siete canciones hasta entonces inéditas. Puro estilo Mecano: ironía, sorna y descaro.
-Los fans especulaban con el regreso del grupo, sobre todo porque, según se decía entonces, el contrato con la empresa discográfica BMG Ariola, no había sido cumplido del todo.
-El 26 de noviembre de ese mismo año, Mecano participa en la entrega de los premios Amigo, donde a cada uno de los integrantes le dieron un reconocimiento por la trayectoria artística, 18 años después de que habían iniciado el grupo. Lo que nadie esperaba entonces, era que aquella fuera la ultima vez que el grupo actuara como tal. Es decir, que vieran a todos sus tres integrantes juntos.
-Hace cuatro años y medio desde entonces. No han vuelto a aparecer.
-Cada uno se ha dedicado a hacer un camino como solista. Pero no a todos les ha ido tan bien.
-De hecho, Ana Torroja es la que más a trascendido desde entonces. Aunque el trabajo de los otros dos integrantes sea de buena calidad.
-Desde Marzo del 2000 y junto a Miguel Bosé, Torroja llevó a cabo un macro proyecto de una gira dos en uno, bautizada como Girados, por la propia Ana.
-Ya en 1997 la cantante había grabado Puntos Cardinales, en el 2000 Pasajes de un sueño... y en el 2001 Ana Torroja. El disco llevaba su nombre para hacerle ganar presencia en el mercado.
FUENTE: Agencias