Washington, EU.- El presidente George W. Bush decidió eliminar la semana pasada los polémicos aranceles que Estados Unidos aplicaba al acero, pero varios analistas consideran que la decisión no es una señal de que el gobierno le haya dado definitivamente la espalda al proteccionismo.
Los vientos políticos podrían empujar a Bush, quien buscará la reelección el año próximo, a aplicar restricciones a las importaciones en beneficio de algunos sectores especiales, desde el textil hasta el azúcar, señalaron los analistas.
Clyde Prestowitz, presidente del Instituto Económico Estratégico y un negociador comercial durante el gobierno del ex presidente Ronald Reagan, dijo que la política comercial de Bush está dirigida más por un deseo de votos que por un compromiso ideológico firme.
?Están a favor del libre comercio si funciona políticamente y están a favor del proteccionismo si funciona políticamente?, comentó.
Nada demuestra esto más claramente que los aranceles al acero, que Bush impuso en marzo de 2002 para proteger a los productores locales de una intensa competencia extranjera, dijo.
?Ellos introdujeron estas medidas sabiendo muy bien que eran ilegales, pero que tendrían un par de años para ir resolviendo las cosas con la Organización Mundial de Comercio. Ahora están ganando puntos por ser buenos ciudadanos internacionales al ceder ante la OMC?, dijo Prestowitz.
?Ese fue un movimiento político cínico?, agregó el entrevistado.
Dan Ikenson, un analista comercial del Instituto Cato expresó preocupación por la insistencia del representante de Comercio de Estados Unidos, Robert Zoellick, de que la eliminación de los aranceles no estuvo relacionada con el fallo que emitió la OMC en noviembre declarando que los gravámenes eran ilegales.
Bush y Zoellick insistieron en que eliminaron los aranceles porque las circunstancias económicas de Estados Unidos habían cambiado.
?Esto es algo semejante a que Estados Unidos diga que pronto hará caso omiso de sus compromisos ante la OMC. ?¿Qué demonios está haciendo el máximo diplomático comercial de Estados Unidos al sugerir eso??, se preguntó Ikenson.
Una presión creciente
Esta semana, el gobierno espera completar un pacto comercial con los países de América Central que pondrá a prueba nuevamente su disposición a hacerle frente a influyentes intereses especiales.
Los productores de azúcar de Estados Unidos le han pedido a la Casa Blanca que excluya el azúcar del acuerdo con Guatemala, Honduras, Nicaragua, El Salvador y Costa Rica, porque consideran que el futuro de su industria está en peligro.
Para los países centroamericanos es una prioridad obtener un mayor acceso al mercado estadounidense, donde los productores de azúcar están protegidos por cuotas estrictas a la importación.
Esto crea preocupaciones políticas para Bush, quien corre el riesgo de causar descontento en el estado clave de Florida si insiste en incluir el azúcar en el pacto, lo que haría a cambio de que los centroamericanos abran sus mercados a la carne vacuna, de puerco, arroz y otros productos agrícolas estadounidenses.
Bush también enfrentará una creciente presión de los productores textiles en 2004 para que restrinja las importaciones de China.
La Casa Blanca ya ha revelado planes para aplicar cuotas a algunas vestimentas provenientes del gigante asiático. No contentos con eso, los productores de textiles han comenzado una compaña de registro de votos destinada a convencer a Bush para que imponga restricciones más amplias a las importaciones.
La renuencia del equipo de Bush a tomar medidas respecto a los subsidios agrícolas de Estados Unidos y a las restricciones que aplica a las importaciones de azúcar, cítricos y otras cosechas antes de las elecciones del año próximo ha obstaculizado los esfuerzos para alcanzar un nuevo pacto mundial de comercio.
También ha ensombrecido las posibilidades de compromisos amplios para crear el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que abarcaría a todo el continente, menos a Cuba.
Los subsidios agrícolas totalizaron unos 19,000 millones de dólares este año, una cifra menor al máximo de 26,000 millones de dólares alcanzado a fines de la década de 1990.
En lugar de pactos como la OMC y el ALCA, Zoellick se ha embarcado en una serie de acuerdos bilaterales de libre comercio con países de Asia, América Latina y Africa, mucho menos ambiciosos, dijo Ed Gresser, director del Instituto de Políticas Progresivas, un grupo comercial de inclinación demócrata.
La falta de progresos en las grandes negociaciones ha conducido a Zoellick a utilizar aritmética creativa para argumentar que la política comercial de Bush ha rendido resultados sustanciales.
A principios de esta semana, le dijo a la Coalición de Industrias de Servicios que Estados Unidos ?ha completado o lanzado (acuerdos de libre comercio) con países que representan 73 por ciento de las exportaciones de Estados Unidos y 69 por ciento de nuestro comercio bilateral?.
Pero esas cifras excluyen a la Unión Europea, Japón, Corea del Sur y China porque, dijo Zoellick, es poco probable que negocien pactos bilaterales de comercio con Estados Unidos.