Reuters
BELFAST, IRLANDA.- El presidente estadounidense, George W. Bush, y el primer ministro británico, Tony Blair, llegaron ayer a Irlanda del Norte para discutir el papel de la ONU en la posguerra en Iraq y evaluar la estrategia de sus militares en el campo de batalla.
La primera visita de Bush a Belfast fue una especie de compensación a Blair, su más firme aliado en la guerra para derrocar al presidente iraquí, Sadam Hussein y quien ha cruzado dos veces el Atlántico para celebrar consejos sobre el tema.
Blair tenía previsto usar el tercer encuentro de ambos en un mes para presionar a Bush a respaldar un papel de liderazgo para las Naciones Unidas después del conflicto, para aplacar a países opuestos a la guerra, como Francia y Alemania, así como a muchos británicos que sospechan acerca de los reales motivos de Estados Unidos para atacar Iraq.
En una agenda ambiciosa, Bush y Blair también tienen previsto discutir los estancados procesos de paz para el Oriente Medio e Irlanda del Norte.
El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, dijo que Washington enviará un equipo a Iraq esta semana para comenzar a ver lo que se necesita para establecer una autoridad interina iraquí. Mientras ambos líderes llegaban a Belfast, donde amenazas falsas de bomba trajeron el caos a las calles y aeropuertos, los funcionarios lanzaron sus posiciones en la Iraq posguerra.
El portavoz del Consejo Nacional de Seguridad estadounidense, Sean McCormack, dijo que Bush aún respalda un comunicado emitido con Blair en las islas Azores en la víspera del inicio de la guerra, en el que Washington se compromete a buscar una nueva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Iraq.
Bush también se reunirá con el primer ministro irlandés, Bertie Ahern, y sostendrá conversaciones con los líderes norirlandeses antes de regresar a Washington hoy por la tarde.