SAO PAULO, BRASIL.- El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, convocó ayer una reunión emergente con los diez más influyentes empresarios del país y varios de sus ministros, para analizar el paro acordado por los clubes del futbol local.
El mandatario aprovechó el encuentro que tenía para ayer en Brasilia con los empresarios para abordar con ellos las implicaciones que tendrá la suspensión del balompié profesional, dispuesta por la Confederación Brasileña de Futbol (CBF).
La decisión fue tomada por la "imposibilidad" de cumplir la mayor parte de las medidas estipuladas en el Estatuto del Torcedor (aficionado) y en la Ley Provisoria 79 de Modernización del Futbol, sancionadas la semana anterior por el gobierno de Lula.
El estatuto, una especie de Código de Defensa del Consumidor aplicado al deporte, exige la necesidad de numerar las localidades en todos los estadios, mejorar las condiciones sanitarias y alimenticias y responsabiliza a los clubes de los incidentes.
La Ley de Modernización, por su parte, obliga a los clubes a comportarse como empresas y exige una rigurosa presentación de cuentas, buscando evitar la evasión de impuestos.
El Club "13", que agrupa a los trece principales equipos del balompié profesional brasileño; ejecutivos del canal TV Globo, empresa dueña de los derechos de la transmisión televisiva, y la CBF determinaron suspender los partidos de Primera y Segunda División.
El ministro de Deportes, Agnelo Queiroz, por su parte, cuestionó en declaraciones que publica la edición digital del diario Folha de Sao Paulo que "el estatuto va a traer de vuelta al torcedor al estadio y aumentar la fuente de renta, ¿por qué irse contra eso?"
El líder del gobierno en la Cámara de Representantes, diputado Aldo Rebelo, criticó con vehemencia la actitud de la CBF de suspender el Campeonato Brasileño, en las Series "A" y "B", y anunció disposiciones judiciales al respecto.
"Se tomarán todas las medias judiciales para garantizar los derechos del torcedor, el gobierno no puede doblarse a la amenaza de chantaje de quien no tiene autoridad moral y política", dijo Rebelo en referencia al presidente de la CBF, Ricardo Teixeira.
Los clubes, a pesar de tener plazo de seis meses para adecuarse a las exigencias del gobierno, decidieron adoptar el paro de actividades de manera inmediata y a solo una semana de que el presidente Lula sancionara las leyes reglamentarias.