LONDRES, INGLATERRA, (Reuters).- Un anciano británico que vivía en un casa ruinosa, se compraba ropa de segunda mano y veía la televisión en casa de sus vecinos para ahorrar electricidad dejó un millón de libras a una organización humanitaria canina.
Joseph Leek, que murió a los 90 años, dejó 1.1 millón de libras (1.77 millones de dólares) a los Perros Guía de la Asociación de Ciegos, pero nada a sus dos hijas, que no tenían ni idea de la fortuna de su padre.
"No podíamos creer que tuviera esa fortuna. Nunca hacía reparaciones en la casa y no gastaba en nada que considerara innecesario," dijo la hija Patricia Pilgrim al diario Times el viernes.
Pilgrim, que cuidó de su padre en sus últimos diez años, dijo que el anciano visitaba la casa de sus vecinos porque "prefería usar su electricidad".
Las dos hermanas expresaron su decepción por la pérdida de la herencia, pero respetaron su decisión de dar el dinero a una organización sin ánimo de lucro.
"Lo que les ha dado es maravilloso y estoy muy orgullosa de él", dijo una de las hijas.
Leek amasó secretamente su fortuna en la bolsa.