Por Cecilia Aguilar Acuña
El Siglo de Torreón
SAN PEDRO, COAH.- Cuando Agapito López Esquivel escuchó la voz de su madre a través del teléfono el pasado fin de semana, nunca imaginó que sería la última vez, pues ella fue una de las diez víctimas que perecieron en el fatal accidente registrado ayer cerca de La Cuchilla.
Así como Agapito, un sinnúmero de personas angustiadas esperaban su turno afuera de las instalaciones del Servicio Médico Forense (Semefo), para efectuar la identificación de los cadáveres. A la entrada de la Cruz Roja, la gente se arremolinó para solicitar noticias de sus seres queridos.
Rostros cargados de dolor se veían por todas partes. La terrible noticia de que un autobús de los Blancos con aproximadamente 24 pasajeros en punto de las 5:15 horas se había impactado contra un trailer cargado con sacos de harina de maíz, conmocionó a la población sampetrina. Entonces, unos por curiosidad, otros por solidaridad -hacia los familiares de las víctimas-, permanecieron en el lugar hasta más allá del mediodía.
Al decir de un grupo de señoras, las sirenas de la Cruz Roja y Bomberos no dejaban de sonar, “nos despertaron a primera hora y nos asustamos y por eso vinimos hasta acá para ver de que se trataba, lamentablemente mucha gente murió”
El reloj marcaba las 12:00 horas y hasta ese momento según la información proporcionada por el coordinador de los Ministerios Públicos, Jorge Alfonso Fuentes Fávila, los cadáveres que permanecían en el Semefo eran diez y solamente tres ya habían sido identificados. Los heridos de gravedad habían sido trasladados al Hospital Universitario y al Instituto Mexicano del Seguro Social en Torreón (IMSS).
Alrededor, muchas miradas llorosas se dirigían hacia el edificio donde se llevaba a cabo la identificación de los cadáveres, esperando noticias, deseando que aquello fuera solamente una pesadilla, pero la realidad fue otra, lo demostraban los hechos: dos mujeres evidentemente consternadas salieron del Semefo diciendo: “sí es....sí es.”
En la entrada de la Cruz Roja, los familiares de Rocío Vargas Gómez, de 19 años de edad, quien pereció en el accidente dejando en la orfandad a un bebé de aproximadamente cuatro meses, se abrazaban unos a otros. Con ella viajaba su esposo, el que se encuentra grave en el Hospital General de este municipio.
Pese a que los rayos del sol calaban cruelmente, curiosos y familiares de las víctimas seguían ahí. Entre ellos estaba Agapito de aproximadamente 53 años de edad y sus familiares. Cabizbajo, esperaba le fuera entregado el cuerpo de su madre Manuela Esquivel Zavala de 69 años de edad, oriunda de esta ciudad.
-“Venía de Chicago, allá pasó el Día de las Madres”.
Agapitio vivía con su madre, “pues nunca se casó”, justificó uno de los familiares. Fueron nueve hermanos, dos están en Chicago, Illinois; dos en Dallas, Texas, una en Oaxaca y el resto en este municipio, añadió el mismo familiar.
Una mirada triste acompañaba a Agapito cuando informó que apenas el fin de semana habían conversado con ella por teléfono.
-“Ella estaba contenta porque ya venía para acá, nos llamó para decirnos el día en que retornaría a San Pedro, la esperaba...la esperabamos todos...todos. Ella solamente iba de visita, sólo pasó allá ocho días. Pero nunca pensé que sería la última vez que escucharía su voz...”.