TORREÓN, COAH.- Gritos de angustia y terror de mujeres y niños, quebrantaron la quietud de la noche en la colonia Ciudad Nazas, cuando enorme perra de la raza A-kita, asió entre sus fuertes fauces la cabeza de un pequeño de sólo siete años de edad. El menor resultó con heridas graves.
El feroz ataque canino se registró cuando a las 20:15 horas en las afueras del mini super “Gran Chaparral”, propiedad de Luis Alberto Pérez Orozco, jugaba un grupo de infantes de corta edad, entre los que se hallaba Mario Rizada Urban.
Fue en esos momentos cuando al dueño del establecimiento comercial se le ocurrió soltar a su perra de la raza A-kita, lo que causó el pánico de los menores que en medio de fuerte griterío se echaron a correr, lo que motivó la persecución del agresivo animal.
El azar quiso que Mario, de siete años de edad, domiciliado en calle Cerro del Fraile No. 654, localizada a escasa distancia de donde sucedió el incidente, se tropezara y cayera, siendo así alcanzado por la perra que sin miramiento lo asió de su pequeña cabeza.
Los gritos de niños y mujeres que no daban crédito al suceso, llamaron la atención de la madre del menor atacado, quien salió de su hogar sólo para presenciar la desigual lucha que libraba su menor hijo con el enorme can.
Alarmado por el escándalo, también salió a la calle el dueño del animal, quien sin pensarlo dos veces se aprestó a auxiliar al infante que como muñeco de trapo pendía del hocico del Akita.
Tras varios segundos que parecieron interminables, por fin logró separar a la perra del menor, quien llorando a gritos y con el cráneo bañado en sangre permanecía en el piso sin atreverse a mover.
La mamá de Mario ayudada por otros vecinos, lo trasladó a la sala de urgencias del IMSS a bordo de un taxi, donde se le apreciaron dos heridas con desgarramiento en la región temporoparietal derecha de aproximadamente ocho centímetros y otra en la parietotemporal con exposición de hueso, de diez centímetros.
Personal del Ministerio Público de Delitos Contra la Vida y la Salud Personal, tomó conocimiento de lo anterior y ordenaron el traslado del animal al Centro Antirrábico a fin de mantenerlo en observación, mientras que el dueño de la perra se comprometió a sufragar los gastos que se generen de la atención médica del pequeño Mario.