Al cumplirse un año del hundimiento del petrolero "Prestige", Francia, segundo país más golpeado por la marea negra tras España, sigue pagando las consecuencias, busca a los responsables y toma medidas para que no se repita una catástrofe que ya había sufrido tres años antes con el "Erika".
El 13 de noviembre del año pasado, el viejo petrolero liberiano "Prestige" sufrió una vía de agua cuando pasaba cerca de la costa de Galicia, por lo que las autoridades españolas decidieron alejarlo hacia alta mar y seis días más tarde el barco se partió en dos dejando escapar parte de sus 77.000 toneladas de fuel, que provocaron una importante marea negra.
El último día del año 2002, el chapapote del "Prestige" manchó por primera vez playas francesas que, desde entonces, no han parado de recibir restos de combustible, que han afectado a las costas de al menos 255 localidades del litoral atlántico francés.