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MÉXICO, DF.- En medio de una de las crisis en el empleo más severa en los últimos cinco años, y con una relación débil entre sector empresarial y los poderes Legislativo y Ejecutivo, ante la carencia de reformas estructurales que hagan crecer la economía mexicana, llega el presidente Vicente Fox a la primera mitad de su administración.
La falta de concreción de cambios, pese a la actual estabilidad económica y de recuperación del poder de compra que pregona el gobierno, ha provocado la desesperación de algunos grupos de la sociedad, principalmente del empresariado mexicano.
"Hasta hoy han sido tres años de claroscuros", reconoce José Luis Barraza, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex). Añade que ha habido fracasos y aciertos, pero se deben seguir los consensos y apoyar la labor del Ejecutivo, que hasta hoy no ha tenido eco.
Desde la perspectiva de Yeidckol Polevnsky, presidenta de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), el Ejecutivo deberá ser el gran orquestador de un cambio a partir de la nueva legislatura, que permita los cambios en materia fiscal, laboral y energética, que siente las bases de un desarrollo pleno de la economía mexicana.
Destaca que el descuido del mercado en los últimos tres años no ha permitido el desarrollo de las empresas, principalmente de las Pymes.
Y es que en lo que va del actual sexenio, según estadísticas del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), no sólo se han dejado de generar un millón 200 mil empleos por año, sino que ha aumentado de 800 mil a un millón 593 mil el número de desempleados, equivalente a 112 desocupados por día, consecuencia de la falta de crecimiento del país.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) coincide en que esta falta de dinamismo en la economía mantiene un esquema dual: desempleo y empleo precario, sin prestaciones e informal.
Para Raúl Alejandro Padilla, presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio (Concanaco), la voz del empresariado en la toma de decisiones es evidente: antes era a través del Ejecutivo, en una relación de beneficio mutuo. Hoy debe ser el diálogo y el consenso con legisladores, que están más conscientes de defender los intereses y atender las demandas de sus electores y no de sus partidos.
Sin embargo, reconoce que lamentablemente el país está pagando el costo de la democracia, al tratar de tener un Poder Legislativo participativo cuando antes no lo tenía, y unos legisladores que aún ven intereses partidistas y no de nación.
Juan Manuel Arriaga, presidente de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco), reconoce que no se puede esperar tener un balance positivo, pero sí reconoce avances como la estabilidad, el manejo disciplinario de las finanzas públicas y el nivel de gobernabilidad en coordinación con gobiernos estatales y municipales, pero falta lo más importante: el crecimiento económico que no llega.
A pesar de la falta de crecimiento, la estabilidad ha permitido lograr un alza nominal en el salario mínimo en los primeros tres años de Fox. La baja inflación ha permitido que estos minisalarios conserven su poder de compra, hecho que no ocurría desde la época de Luis Echeverría.
Los dirigentes empresariales reconocen que los problemas que aquejan al país no deben recaer sólo en el Ejecutivo, ya que muchos son los culpables. No obstante, sus esperanzas están fincadas a partir del hoycuando arranque la segunda mitad de la administración, donde esperan avances en materia económica y crecimientos similares a los que en un momento el Presidente prometió.