Reuters
CARACAS, Venezuela.- Decenas de miles de opositores al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, marcharon ayer en Caracas para respaldar a los trabajadores de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) sumados a un paro de más de nueve semanas contra el gobierno.
Bajo las consignas de “¡Ni un paso atrás!” y “PDVSA somos todos” y enarbolando el amarillo, azul y rojo de la bandera venezolana, los manifestantes tomaron la principal autopista del este de la capital para expresar también su rechazo a Chávez, a quien acusan de tendencias dictatoriales.
“¡PDVSA es nuestra, no del gobierno!” afirmó durante un discurso frente a los manifestantes Juan Fernández, un ex alto ejecutivo de PDVSA, quien es uno de los líderes de la protesta.
Buena parte de los alrededor de 35,000 trabajadores, gerentes y ejecutivos de PDVSA abandonaron sus puestos desde el inicio del “paro cívico nacional” en diciembre, paralizando prácticamente a la empresa en respaldo a la demanda opositora de que Chávez renuncie y convoque a elecciones anticipadas.
Pero el presidente se ha negado a ceder a las presiones de sus opositores, a los que llama “fascistas” y “golpistas”, y hasta el momento ha despedido a unos 9,000 empleados de la petrolera, en un esfuerzo por retomar el control de la producción y venta de crudo, que representa la mitad de los ingresos presupuestarios.
“Hay que salir de este gobierno, porque la economía está quebrando. Él (Chávez) quiere acabar con PDVSA”, dijo en la marcha Ana Corrie, una abuela de 60 años.
Durante la marcha el presidente de la opositora Confederación de los Trabajadores de Venezuela (CTV) Carlos Ortega —uno de los principales promotores del paro— aseguró que los despedidos “más temprano que tarde (...) tendrán que ser restituidos a sus cargos”.
Los trabajadores en paro han asegurado que no volverán a sus puestos hasta que Chávez no acepte negociar una solución adelantada a la dura crisis política del país y han dicho que llevarán a cabo acciones legales contra los despidos, que califican de injustificados.
“Ni loco”
Pero comerciantes y empresarios privados que intentan evitar la bancarrota tras dos meses de inactividad han comenzado a abandonar la huelga, iniciada el dos de diciembre por una coalición de políticos, sindicalistas y empresarios.
El gobierno ha asegurado que no restituirá en sus empleos a los huelguistas, a quienes acusa de “sabotaje” a PDVSA. El viernes, Chávez afirmó en un acto con diplomáticos que “ni loco” volvería a contratar a los despedidos, como lo han exigido algunos sectores de su encarnizada oposición.
El sábado el mandatario reiteró, durante la entrega de nuevos vehículos a cuerpos de seguridad del Estado, que “con los golpistas no se negocia”.
Con trabajadores que no se sumaron al paro, empleados jubilados y tropas, el gobierno ha logrado recuperar parte de las exportaciones perdidas, hasta unos 700,000 barriles diarios, según dijo el viernes el ministro de Energía y Minas, Rafael Ramírez.
El quinto exportador mundial de crudo del mundo exportó 2.7 millones de barriles diarios en noviembre, antes del inicio de la protesta.
El paro en PDVSA se refleja una inédita escasez de combustible, que ha forzado a los venezolanos a esperar en filas de cientos de vehículos para llenar los tanques de sus autos, y ha dificultado el abastecimiento de bienes esenciales.
Líderes de los trabajadores sumados al paro han dicho que el gobierno no podrá restablecer por completo la producción y las exportaciones de PDVSA sin reincorporarlos al trabajo.
Reinaldo Michelena, uno de los despedidos de la petrolera y que marchaba con una pancarta que reproducía su carnet de empleado de PDVSA, dijo que “estamos convencidos de que la industria petrolera no funciona sin nosotros”.
“Seguimos con el paro porque la única forma de salir de este gobierno es golpeando la economía”, añadió Michelena, quien vendía banderas con el logo de PDVSA en la marcha.
Fernández, de PDVSA, dijo a periodistas que una vez que se cumplan los objetivos de la protesta “vamos a tener un mejor país (...) vamos a tener una mejor industria petrolera”.