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Anticipación al Informe/Lupa

Antonio Haas

Escribo estas líneas en víspera del Tercer Informe de Gobierno del presidente Fox. Sin embargo, es el domingo el día que le tengo dedicado a la pluma y no por comentar el Informe voy a posponer mi escribidera. Ya no estoy en edad de adaptarme a cambios tan abruptos como el de escribir en días que no sean domingo. El coco ya no da para tanto.

Eso aparte, no puede esperarse gran cosa de este Tercer Informe puesto que Fox no ha hecho gran cosa en lo que va del sexenio, salvo decepcionar a las multitudes que votaron por él en el 2000. Sus colaboradores alegan que mandó al Congreso varias iniciativas cruciales que los legisladores rechazaron. ¿Cómo no las iban a rechazar si en ningún momento les buscó la cara el Presidente? Ni los trató como lo que son: sus mandantes inmediatos, los auténticos representantes del pueblo, cosa que Fox parece aún no entender.

Su falta de oficio fue notoria desde su comparecencia inicial “ante la soberanía de la nación”, como reza la salutación protocolaria. Pero en vez de así saludar al Congreso de la Nación ahí reunido, el flamante mandatario optó por saludar primero a sus hijitos y después a sus mandantes. ¿Sabrá este señor lo que está haciendo? En fin, para cuando aparezca este escrito (el próximo jueves) ustedes, queridos lectores, ya van a estar hasta el gorro del Informe y quizá éste les sirva de cambio y descanso.

Lo triste es que en las actuales condiciones del país y la población, no hay descanso posible. Sobre todo en la capital, donde el barrio de Tepito en su rebeldía se está portando como un Estado no sólo libre y soberano sino independiente. Su arrogante invasión de las calles, que, legalmente, son espacios públicos, demuestra su total desprecio por la comunidad y la ley. Por motivos igualmente antisociales, el asesinato de uno de sus líderes por otro protagonista de su quizá inconfesable comercio, precipitó un cisma semejante al odio feudal entre Capuletos y Montescos, versión chilanga. Lo que en la tele y desde el aire parecía una gusanera, visto en corto era un pueblo amotinado y sediento de violencia. Hoy (domingo 31) me llegó el Excélsior del sábado donde apareció en la página 7-A la excelente reseña de Rafael Cardona vista desde su “OTERO: Ciudad sin ley”. Ahí dice todo, entre otras cosas, que “hay zonas de la ciudad donde el gobierno no gobierna y en el resto mal administra”. ¿Dónde han estado las autoridades? ¿Cómo es posible que no hayan erradicado esta mata de tantas vendettas, ahora ya incontrolables, en ese gremio?

Y vuelvo como la mula al “máiz”. Hoy domingo 31 me despertó a las 4:00 de la mañana un apagón, una hora y media antes de mi hora habitual. Pero ¿cómo, si estamos dormidos, nos puede despertar un apagón? Con el silencio de los abanicos, del aire acondicionado y demás aparatos que nos hacen llevadera la vida diaria en los veranos tropicales. El apagón duró siete horas.

Los opositores de la reforma de energéticos fingen demencia y dirigen sus andanadas contra la apertura tildándola de “privatización”, que no lo es y ponen de coco el enajenamiento de nuestro petróleo antes de su nacionalización en 1938. Ahora esos opositores partidarios del monopolio público de los energéticos creen tener un argumento terminante en el gran apagón que durante 30 horas dejó en tinieblas a un enorme sector del noreste de EU y el sureste de Canadá, cuyas proveedoras son puras compañía privadas. El origen del daño se conoció desde el primer día: fue una compañía del centro de EU cuyas instalaciones ya estaban muy deterioradas. Las demás compañías conectadas con ésta le dijeron que necesitaban atención inmediata sus líneas. Su negligencia causó el desastre, cuyo costo económico se calcula en más de 5,000 millones de dólares aparte de los daños materiales y algunas muertes. La muy comentada ha sido la muerte de un neoyorquino que subió por las escaleras 17 pisos para llegar a su apartamento y, llegando, cayó muerto. Si fuera tan poco confiable la electricidad en manos de particulares, no habría rascacielos en Nueva York ni en ninguna otra ciudad norteamericana.

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