25 junio 2003
Londres, (EFE).- El primer ministro británico, Tony Blair, calificó de "grave" la situación de seguridad que se registra todavía en Iraq y afirmó que, si fuera necesario, el Reino Unido podría reforzar el despliegue de tropas en ese país, tras la muerte el martes de seis de sus soldados.
Blair sugirió que la situación puede mejorar en las próximas semanas con la llegada de miles de militares de una veintena de países que integrarán la fuerza multinacional acordada para Iraq, y que se distribuirá en los tres sectores militares en los que ha sido dividido ese país.
"En las próximas semanas, unos diecinueve o veinte países participarán con una fuerza total que será de varios miles de efectivos", afirmó Blair sin precisar los países, durante su intervención semanal ante la Cámara de los Comunes.
El primer ministro compareció ante la Cámara de los Comunes, en la que rindió tributo a los seis policías militares británicos que ayer murieron en un incidente ocurrido en las inmediaciones de la ciudad de Al Amara, a unos 200 kilómetros de Basora (sur de Iraq).
Según Blair, la situación en Iraq es todavía "grave" debido a que algunos partidarios del depuesto régimen de Sadam Husein "están intentando reagruparse y pueden ser una amenaza" para las tropas aliadas.
Por ello, y tras la muerte de los seis soldados británicos en el incidente más grave que sufren las tropas del Reino Unido desde el final de la guerra, Blair prometió "redoblar los esfuerzos" de su país, que tiene 10.000 militares desplegados en el país árabe y 4000 estacionados en la zona, para "conseguir la estabilidad en Iraq".
"He hablado -dijo- con el jefe del Estado Mayor y me ha dicho que los mandos en la zona creen que tienen suficientes tropas, por el momento. Pero si son necesarios más soldados, por supuesto que haremos lo posible para que estén disponibles".
Sobre la muerte de los seis policías militares, el primer ministro prometió que "en las próximas 24 horas" se conocerán "los orígenes del grupo que atacó a nuestras fuerzas", que hicieron "una labor heroica y extraordinaria".
Según el ministro británico de Defensa, Geoff Hoon, los primeros datos de la investigación apuntan a que las víctimas pudieron morir en un "incidente" ocurrido en una comisaría policial, donde entrenaban a ciudadanos iraquíes para crear una fuerza de policía.
Otros ocho soldados resultaron heridos el martes en una emboscada ocurrida también cerca de Al Amara, cuando dos vehículos militares británicos que patrullaban la zona fueron atacados y un helicóptero "Chinook" acudió en su ayuda.
Se trata de los ataques más sangrientos desde el final del conflicto en Iraq -en el que murieron 37 soldados británicos-, que sufren las fuerzas del Reino Unido, cuyas tropas tienen base en Basora, la plaza estratégica que tomaron durante la guerra.
Hasta la fecha, las tropas británicas no habían sido objeto de ningún ataque serio, frente a las tropas de EU, que han registrado, desde el 1 de mayo, decenas de bajas debido a la ofensiva de rebeldes leales al ex presidente iraquí Sadam Husein.
Oficiales del Ejército británico se han entrevistado con jeques y responsables de Al Amara para recopilar información y encontrar a los autores del ataque.