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Apasionada por el piano

Claudia Angélica Machuca Toscano supo que se convertiría en una gran pianista, desde que tenía seis años de edad

GÓMEZ PALACIO, DGO.- Claudia Angélica nunca fue como las demás, en lugar de jugar con las niñas de su edad o con sus muñecas, prefería tocar el piano. A los seis años descubrió que sería toda una profesional de este instrumento.

“Yo me levantaba y lo único que pensaba era en mi piano, con preguntas como: qué voy a tocar y a qué hora voy a estudiar, yo comía piano y me dormía pensando en él”.

Claudia Angélica Machuca Toscano, descubrió su gusto por el piano gracias a una coincidencia, tenía seis años de edad y una Navidad sus papás le regalaron un juguete diferente, un piano de cola, le encantó y después les pidió uno en tamaño real, entonces sus padres la motivaron a que tomara clases.

En el centro de Gómez Palacio, en las banquetas altas, con Julita Martínez de González, una señora muy conocida que impartía clases infantiles de piano, comenzó con una clase a la semana, al descubrir su gusto por este instrumento aumentó sus clases, y así transcurrieron cuatro años, “la Casa de la Cultura de Gómez era mi segunda casa, había un piano de cola y yo llegaba a estudiar todos los días por las tardes”.

Sostenía muy buena relación con la directora de la Casa de la Cultura de Gómez Palacio, y un día le dijo que quería presentarle a un pianista muy famoso de nombre Ermillo Novello, quien murió hace diez años, le pidió que tocara y después de escucharla le dijo: ‘Si quieres ser pianista yo te presento a una persona en México que te va a enseñar a tocar, cuando la escuches te vas a enamorar y ésa será tu carrera’.

Y así sucedió, tenía once años de edad cuando conoció a Luz María Puente, “la vi tocar y enseguida pensé: ‘yo quiero ser como ella’, y me dijo vente a México a estudiar. En cuanto mis padres me autorizaron llegué a vivir con ella y desde entonces fue mi tutora”.

Así fue como Claudia comenzó su preparación musical. Ingresó a la Escuela Superior de Música de la Universidad de Durango, teniendo como profesor a Abraham Viggers, para continuar sus estudios en el Conservatorio Nacional de Música en 1979, alternado con sus clases particulares. Aún con todas sus actividades dedicaba tres horas diarias a sus ensayos de piano.

“Yo vivía en un ambiente de música, rodeada de profesionales, porque tanto Luz María Puente mi maestra, como su hijo Jorge Federico Sorio, eran grandes artistas destacados en la Ciudad de México, podía escuchar todos los conciertos antes de su presentación durante los ensayos, así que me encontraba en un ambiente propenso y sólo pensaba en eso, es algo muy chistoso”.

Debido al tiempo que la preparación y disciplina musical le exigían, Claudia Angélica se vio en la necesidad de terminar sus estudios con el método abierto, tanto la secundaria como la preparatoria, sobre todo porque además de estudiar el piano, tenía que aprender materias como historia de la música, coral y sorfeo, entre otras.

Cumplió los 18 años, y gracias a su maestra quien pensó que ya no bastaba lo aprendido, y que debía seguir capacitándose, la contactó con el maestro de su hijo, quien radicaba en Francia, para continuar con su preparación, y ella misma narra los hechos...

“Al principio llegué sola, no conocía a nadie y hablaba muy poco francés, después me las arreglé para conseguir un departamento e inscribirme en el Conservatorio, y donde fuera necesario, estuve muy contenta porque aprendí muchas cosas, pero siempre dedicada por completo a mis estudios de piano, porque llega un momento en el que ya no son tres horas, sino cinco o seis al día, ésta es una carrera profesional bastante absorbente, y el tiempo de estudio nunca termina, siempre hay miles de obras y miles de cosas que hacer”.

De 1985 a 1987 trabajó bajo la dirección de Bernard Flavingny en el Conservatorio Nacional de Aix- en Provence, Francia, en donde obtuvo la medalla de oro por unanimidad en las clases de piano, música de cámara y acompañamiento.

Radicando en París, de 1987 a 1991, asistió a los cursos de Victoria Melki, Dominique Merelet, Jacques Rouvier y sobre todo de Antonio Ruiz-Pipo, este último de origen español a quien le guarda un cariño muy especial.

En 1996 obtuvo el diploma de estado de profesor de música, además ganó el Premio Nacional de la Juventud, que le otorgó el entonces presidente de la República, Miguel de la Madrid, en Los Pinos. Y el primer lugar en el Concurso Nacional de Piano, en la Universidad Autónoma de Puebla.

Sus últimas presentaciones como solista en Francia han sido en el Festival Goya de Castres, en el Festival de Bonaguil, en la Alcaldía de París, y en el Festival de Jóvenes Intérpretes de Fumel.

Actualmente a la edad de 36 años, es maestra y acompañante en la Escuela Nacional de Música y Danza del Tarn, en la cual imparte clases dos veces por semana, a ocho alumnos entre niños y niñas, de siete a 15 años de edad. Es integrante de un dúo compuesto por un piano y un violín, y prepara sus propios programas musicales.

Recuerdos que llenan su memoria...

Claudia Angélica comentó cuáles han sido sus conciertos más importantes, y detalló su itinerario para este año.

“Recuerdo los concursos en las escuelas de música de Francia, porque siempre fueron de mucho nerviosismo ya que éstos eran de los más altos niveles, de los cuales dependía que obtuviéramos o no un diploma, además tienes la presión de que no debes equivocarte en ninguna nota”.

Por otro lado comentó el momento más importante de su vida, musicalmente hablando.

“El concierto más satisfactorio, hace ya algún tiempo, fue en un museo de Francia en el cual, al término de éste me sentí muy bien, claro que sabía que había aún muchos detalles que debía corregir, pero fue en el que mejor me he sentido, de esos momentos en que disfrutas de la adrenalina”.

El 2003 es un año de mucho trabajo para Claudia Angélica, este mes de mayo tiene varias presentaciones como, un concierto en directo en Radio UNAM acompañada de un flautista, y un concierto en el Conservatorio de la Ciudad de México; para el mes de julio, ofrecerá un concierto a dúo con una violinista en Francia; y en el mes de diciembre pisará tierras laguneras, en un concierto con la Camerata de Coahuila, por segunda ocasión desde 1996.

MÁS A FONDO...

Claudia Angélica Machuca Toscano habló sobre su vida íntima.

LA FAMILIA

-Su esposo Philippe Peres, con quien lleva diez años de casada, fue pianista y hoy es abogado; originario de Francia, se conocieron en un curso de verano en Italia

-Su hija Andrea de cuatro años de edad, estudia ballet, sin embargo ya muestra inquietud por el piano, y habla perfecto tanto el francés como el español

-Sus padres, Sergio Machuca y María del Socorro Toscano de Machuca, actualmente radican en Gómez Palacio, Dgo.

-Sus hermanos Paty y Juan Sergio, ambos ingenieros. Sergio reside en Toulouse, Francia.

-Sus sobrinos Alejandro, hijo de Paty; e Iván hijo de Sergio

SUS PREFERENCIAS

-Le gustan las dos culturas, tanto la francesa como la mexicana, le encanta México, ya que es su país de origen, y piensa que es importante alimentar sus raíces para regresar con gusto al lugar en que radica

-Lo que más le gusta de aquel país son sus diferentes estaciones del año, ya que son muy marcadas, además del vino, los quesos y el pan

-Un común denominador entre estos dos países, es la exquisita y variada gastronomía, según opina.

-Le gusta leer, y siempre que viene a México se lleva sus libros preferidos, esta vez adquirió el último de García Márquez

SU MAYOR SUEÑO

-Seguir con la música el resto de su vida. Cuando atraviesa momentos difíciles, recurre a la música y es en ella en donde encuentra la tranquilidad y la solución a todo

FUENTE: Investigación El Siglo de Torreón

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