31 octubre 2003
Washington, (EFE).- El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, cuenta con el apoyo de la Cámara de Representantes a la contribución de 87.500 millones de dólares para el despliegue en Iraq y Afganistán, que precisa ahora la aprobación del Senado.
En la madrugada de hoy viernes, la Cámara de Representantes aprobó con 298 votos a favor frente a 121 el proyecto de ley que deberá ser refrendado por el Senado y del que 18.600 millones de dólares serán empleados para las tareas de reconstrucción.
El grueso de la financiación, unos 65.000 millones de dólares, permitirán sufragar los gastos de la ocupación militar de Iraq y el despliegue militar norteamericano en Afganistán.
Los demócratas que votaron en contra afirmaron que la falta de un adecuado plan para la posguerra en Iraq no sólo ha causado la pérdida de vida de soldados, sino que supone un gasto para los contribuyentes estadounidenses por el escaso apoyo internacional al despliegue en Iraq, y pese a la existencia en el país de importantes reservas de petróleo.
"Por la falta de un adecuado plan de posguerra los soldados americanos prácticamente asumen todos los riesgos y los contribuyentes están pagando casi todas las facturas", afirmó Nancy Pelosi, uno de los demócratas que votó en contra.
Una enmienda debatida en el Senado proponía la dotación de una parte de los fondos para la reconstrucción del país árabe mediante créditos reembolsables, lo que suscitó la amenaza del veto presidencial a la ley. "Cuanto antes hagamos retornar la prosperidad a la región, antes regresarán a casa a salvo nuestros hijos e hijas", manifestó el republicano Roy Blunt.
Para los republicanos, la aprobación de los fondos destinados a Irak es "esencial" para garantizar la estrategia estadounidense en la nación árabe ocupada. La votación es considerada una victoria política del presidente estadounidense en medio de las presiones, cada vez mayores, para que la CIA entregue la documentación sobre la que Washington justificó la invasión de Iraq.
La votación de la partida presupuestaria extraordinaria para Iraq y Afganistán en el Senado podría ser fijada para el lunes. Ambas Cámaras resolvieron previamente las diferencias que aparecían en sus distintas versiones del proyecto de ley, al descartar la enmienda que había aprobado el Senado.
La iniciativa preveía que, de la partida destinada propiamente a la reconstrucción de Irak, unos 20.000 millones de dólares, la mitad, tuviera forma de préstamos y no de donaciones a fondo perdido, como pedía el Gobierno. El siguiente paso será la ratificación de la ley por parte del presidente George W. Bush.
Bush había pedido inicialmente 65.100 millones de dólares, aunque en las reuniones para armonizar las dos versiones de la propuesta de ley, los congresistas dieron el visto bueno a 64.700 millones.
El mayor debate estuvo suscitado por los 20.300 millones que el presidente había solicitado específicamente para las tareas de reconstrucción.
Tanto la Cámara de Representantes, como el Senado, habían aprobado un recorte en esa cantidad, que finalmente se reduce a 18.600 millones de dólares, todos ellos en concepto de donaciones a fondo perdido.
El Gobierno rechazó la modalidad de préstamos, por considerar que lastraría aun más los considerables niveles de deuda externa iraquí, que se calcula en torno a los 120.000 millones de dólares, y sólo conseguiría dificultar aún más los esfuerzos de reconstrucción.
Pero, pese a la victoria inicial en el Capitolio, el Gobierno norteamericano debe hacer frente a crecientes críticas acerca de su política en Iraq.
El Comité de Inteligencia del Senado ha dado de plazo hasta el mediodía de hoy a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para que entregue los documentos que le ha exigido en torno a la crisis iraquí.
Este comité trata de determinar si el Gobierno o los servicios secretos exageraron la amenaza que representaba Irak en los meses previos a la guerra, comenzada el pasado 19 de marzo, para justificar una invasión.