Por Jesús Salcedo Ávila
Fotos: Ramón Sotomayor
TORREÓN, COAH.- El patrimonio de los maderenses no se vende y los campesinos se encuentran convencidos de que hay mejores formas de aprovechar los recursos de que disponen, dijo el ingeniero Adrián de la Rosa Godoy, subdirector de Desarrollo Rural en Francisco I. Madero, quien relata que los campesinos que son propietarios de las dunas de arena sílica que hay en los ejidos Río Aguanaval, Tres Manantiales, Felipe Ángeles y Charcos de Risa, decidieron no vender esos yacimientos de arena como inicialmente se había especulado.
Reconoció el funcionario que fueron varios los campesinos que entraron en negociaciones con un particular de San Pedro, quien incluso les entregó diferentes cantidades de dinero para explotar los yacimientos de arena sílica que hay en su comunidad y de los cuales incluso se desconoce el volumen total.
Los campesinos fueron sorprendidos, dice el funcionario municipal, quien menciona que en la mayoría de los casos se aprovecharon de la extrema pobreza en que viven cientos de familias de las comunidades rurales antes mencionadas y a quienes ofrecieron cantidades ridículas de dinero, pero que en su momento deslumbraron a esos campesinos porque ellos la realidad es que nunca vieron cantidades de entre cincuenta y ochenta mil pesos juntos y cedieron a la tentación.
Hasta el momento se desconoce bajo qué términos se hicieron las operaciones de compra-venta de los yacimientos de arena sílica, si fue ante notario público, autoridades agrarias o fueron tratos directos con los campesinos, pero a raíz del reportaje publicado por El Siglo de Torreón en donde se indica que los campesinos de Francisco I. Madero son ricos sin que ellos lo sepan, decenas de jefes de familia de diferentes comunidades rurales decidieron no vender sus predios ni los derechos para la explotación de la área sílica que está en sus comunidades.
Quienes ya habían comprometido su patrimonio, dijo Adrián de la Rosa, han acudido a la Presidencia Municipal a solicitar asesoría con la finalidad de finiquitar el trato y en caso de que la empresa interesada en la área sílica persista en su actitud de explotación de ese recurso, que lo haga bajo otros términos y pagando una cantidad mayor a los campesinos, quienes consideran que han sido defraudados.
De acuerdo a los comentarios del Subdirector de Desarrollo Rural, hay la posibilidad de contar con la asesoría del secretario de Gobierno, Raúl Sifuentes Guerrero, a fin de proteger los derechos de los campesinos y en un caso extremo, que sean ellos mismos quienes lleven a cabo la explotación de sus recursos, para lo cual se crearía un fideicomiso que administre las operaciones.
Ya se han tenido pláticas con el presidente municipal, José Luis Marrufo Álvarez, quien se encuentra de acuerdo en que los campesinos son quienes deben obtener el máximo beneficio de los recursos naturales que hay en sus comunidades.
Los comisariados ejidales de las comunidades mencionadas al inicio de esta información, dieron a conocer en la Presidencia Municipal que no permitirán que se extraiga la arena sílica, aun cuando algunos ejidatarios ya hayan comprometido sus derechos, ya que el patrimonio es de toda la comunidad y no sólo de algunos cuantos.
Por otra parte se dio a conocer que Porfirio García Saucedo, comisariado ejidal de Felipe Ángeles, ya se entrevistó con el Presidente Municipal y le solicitó asesoría legal con la finalidad de que se integre un grupo para preservar los recursos de los campesinos.
Asimismo, solicitó el apoyo de las autoridades municipales para que se realice un proyecto ejecutivo mediante el cual se haga un aprovechamiento integral de los recursos naturales que hay en las comunidades ejidales de Francisco I. Madero, pero especialmente de la zona de los Tres Manantiales.
En este proyecto integral se encuentra considerado el turismo alternativo con actividades como campismo, alpinismo, cabalgata, recorridos para conocer la flora y fauna del desierto, además de expediciones en zonas antropológicas.
Para todo lo anterior, dijo Adrián de la Rosa, hay recursos de diferentes programas que promueve el Gobierno Federal y que deben ser aterrizados en beneficio de los campesinos.
En referencia a la arena sílica, aceptó el funcionario que es una gran riqueza de los campesinos y que ciertamente no debe quedar en el lugar donde ahora se encuentra, pero que son los campesinos quienes deben aprovecharla y no terceras personas.
Indicó que es necesaria la intervención del Gobierno de Coahuila, con la finalidad de que se hagan exámenes físicos de los yacimientos de arena para que confirmen su contenido y pureza y con base en esos resultados, que a través de la Secretaría de Desarrollo, se hagan las gestiones con las empresas interesadas en ese material.
Independientemente de las gestiones que se lleven a cabo y las operaciones de comercialización, debe tomarse en cuenta a los campesinos para que se les dé empleo al momento de iniciar la explotación del recurso, para que de esta forma, además del ingreso directo por la explotación de la arena que es de su propiedad desde siempre, estarían disfrutando de una fuente de empleo al iniciar la comercialización del recurso.
Adrián de la Rosa confió en que se tenga una respuesta a corto plazo por parte del Gobierno de Coahuila y reiteró que por lo pronto, los campesinos se encuentran decididos a impedir que se saque arena de sus comunidades y así lo han externado en varias asambleas que se han llevado a cabo en esos poblados rurales.
Ejidatarios tendrán apoyo de Presidencia
Los campesinos tienen todo el derecho de defender su patrimonio y las decisiones que tomen para conservar los yacimientos de arena sílica, los vestigios antropológicos y la flora del semidesierto que es característica de la zona de los Tres Manantiales, serán respaldadas por la Presidencia Municipal, dijo el ingeniero Adrián de la Rosa Godoy, subdirector de Desarrollo Rural del municipio.
El funcionario indicó que además de apoyar a los campesinos de Charcos de Risa, Felipe Ángeles, Tres Manantiales y Río Aguanaval, en la conservación de su entorno, se encuentra en proceso un proyecto de rescate de la actividad agropecuaria, además de que se intenta integrar a jóvenes y mujeres campesinas en programas de trabajo alternativo en donde se aprovecharían los recursos naturales de que disponen.
Una de las actividades que se promoverán en forma especial, será la curtiduría de pieles y la fabricación de artículos diversos con ellas, para lo que se gestionan recursos de programas federales del Fondo Nacional de Empresas en Solidaridad.
Es una opción viable, dijo Adrián de la Rosa, quien indicó que hay un mercado muy importante para las pieles curtidas, ya sea con pelo o sin él, además de que los artículos artesanales de piel tienen gran aceptación y sale relativamente económico el montar talleres domiciliarios de curtiduría y de artesanías.
Además de la actividad antes mencionada, se indicó que se tiene contemplada la construcción de cabañas en las cercanías de las dunas de arena sílica, para albergar a los visitantes y los campesinos podrían ser apoyados para que se les capacite como guías de los visitantes y así se tengan visitas guiadas en las cuales se dé a conocer la vegetación con que se cuenta, los nombres técnicos de las plantas y los nombres comunes, así como los diversos usos que se les pueden dar, ya que hay muchas plantas medicinales, hay cactáceas y de otras características que la mayor parte de los laguneros ignora.
La zona de los Tres Manantiales, dijo De la Rosa Godoy, es rica en fauna y ése es otro de los atractivos que se deben explotar.
Indicó el entrevistado que se tienen algunos proyectos productivos ya aprobados y como resultado de ello, varios grupos de campesinos han recibido apoyos económicos o en especie para poner en funcionamiento diferentes empresas rurales y en el área de los Tres Manantiales se inició la organización de grupos de productores para apoyarlos en los proyectos que tienen para aprovechar sus recursos y evitar que sean personas de fuera de sus ejidos quienes resulten beneficiados.
INAH pretende llevarse restos fósiles
Comisionados del Instituto Nacional de Antropología e Historia, (INAH), estuvieron en varios ejidos del municipio de Francisco I. Madero, con la finalidad de recoger todos los vestigios que se tienen de las tribus naturales que habitaron la zona de los Tres Manantiales, Felipe Ángeles, Charcos de Risa y Río Aguanaval, pero los habitantes de esos lugares se opusieron a entregar el mencionado material.
A raíz de un especial publicado por El Siglo de Torreón el martes seis de mayo, en donde se describen las riquezas con que cuentan los campesinos del área de Tres Manantiales, así como la creación de un museo en donde se encuentran puntas de flecha, restos de vestiduras, hachas de piedra, cráneos y otros objetos que fueron usados por los integrantes de las primeras tribus que poblaron la región, el INAH determinó rescatar esos objetos.
Con fecha 13 de mayo, el arquitecto Francisco Martínez Pérez emitió sendos oficios de comisión a varios de sus colaboradores con la finalidad de que se trasladaran hasta los poblados antes mencionados, para verificar la denuncia pública hecha por El Siglo de Torreón y en donde se consigna que ha habido saqueo de artículos diversos con valor antropológico, según la versión de los propios campesinos.
Entre los funcionarios del INAH que fueron comisionados, se encuentra el arqueólogo Ricardo Mauricio Sánchez de Mier, quien mediante escrito fue presentado ante el alcalde José Luis Marrufo Álvarez, para que le proporcionara todas las facilidades necesarias para el desempeño de su trabajo.
De acuerdo al oficio de comisión antes mencionado y según se lee en el texto del que obra una copia en poder de El Siglo de Torreón, el representante del INAH solamente debería verificar los datos publicados, sin embargo, según comentan campesinos de diferentes comunidades rurales y funcionarios de la Presidencia Municipal, el enviado les indicó que recogería todas las muestras que se tienen para integrar el museo en el poblado Felipe Ángeles.
Pretende llevarse los “chuzos”, (puntas de flecha), hachas de piedra, restos de ollas, algunos silbatos de barro, cráneos, balas de diferentes calibres y las que se supone utilizaban los primeros españoles que estuvieron por el lugar, lo mismo que un conjunto de monedas antiguas, además de restos de tejidos de hierba que se supone formaban parte de la vestimenta, huaraches y otros objetos de las tribus naturales de esa parte de Francisco I. Madero.
Los campesinos por supuesto que no permitieron que se llevara nada y en voz del comisariado ejidal de Felipe Ángeles, Porfirio García Saucedo, le fue comunicado al representante del INAH que de ninguna manera permitirían que se llevaran del lugar el patrimonio histórico de los campesinos de esa área de Coahuila.
De acuerdo a comentarios de los mismos campesinos y de algunos funcionarios municipales, hubo una situación muy tensa, ya que el arqueólogo Ricardo Mauricio Sánchez de Mier llegó el momento en el que amenazó con llegar hasta el lugar con la fuerza pública para recoger las piezas mencionadas, mismas que según alega, deben estar en un sitio adecuado, con temperatura controlada y someterse a un proceso específico de protección para evitar que sean dañadas por el clima y el tiempo.
Los campesinos le dieron a conocer al representante del INAH que si en verdad quieren conservar las piezas antes citadas, lo que puede hacer esa institución federal es asignar personal capacitado y recursos para que en la misma comunidad en donde se pretende hacer un museo y que es el área en donde se encuentran los vestigios de antiguas civilizaciones se conserven esos artículos y se clasifiquen.
Con ello, dieron a conocer los campesinos, se tendría un museo bien organizado, con las piezas clasificadas, en las áreas con iluminación y temperaturas adecuadas y sería un atractivo turístico más que permitiría atraer visitantes a los que se les pueden ofrecer recorridos guiados, paseos, campismo y otras actividades al aire libre.
Eso es lo que se requiere en esta zona de Francisco I. Madero, no acciones como la que pretende llevar a cabo el INAH de confiscar las muestras de la riqueza antropológica que hay en esta región, ya que si llegaran a llevarse esas piezas, lo más seguro es que los campesinos nunca las volverían a ver, ni sabrían nunca en dónde quedaron.