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Argentina exporta ratones transgénicos al primer mundo

Buenos Aires, (EFE).- El TH-CRE, creado por investigadores argentinos, ha pasado de ser un ignoto ratón genéticamente modificado a una estrella mundial de la ciencia debido a que puede contribuir a la lucha contra las enfermedades neurológicas.

Entre sorprendido y orgulloso, el "padre" del animal, Marcelo Rubinstein, dijo a EFE que aunque fue desarrollado "para un estudio propio", el ratón ya fue exportado a un laboratorio de Estados Unidos y el mes próximo será enviado a otro de Inglaterra.

El logro que requiere la comunidad científica del primer mundo fue alcanzado por Rubinstein junto al equipo de especialistas del estatal Instituto de Investigaciones en Ingeniería Genética y Biología Molecular (INGEBI), con sede en Buenos Aires.

"Esto representa un ejemplo muy importante de cómo un desarrollo científico básico generado con fondos públicos y participación de profesionales locales puede crear un producto de altísimo valor agregado a nivel internacional", destacó.

La diferencia entre TH-CRE y el resto de los ratones es que se trata de un "mutante específico que resulta muy útil para estudiar el sistema de neurotransmisión de dopamina y noradrenalina", sustancias presentes en el cerebro humano, explicó el experto.

"Su importancia reside en que esos sistemas cerebrales están alterados en enfermedades neurológicas y psiquiátricas como el mal de Parkinson, el déficit de atención con hiperactividad y la esquizofrenia", precisó.

Pero para este doctor en Ciencias Químicas de 43 años la creación del ratón ha sido tan importante como el hecho de que se haya producido en Argentina, donde generalmente los fondos destinados a la ciencia son escasos y más todavía en tiempos de crisis económica como los actuales.

"Cuando uno obtiene un logro en estas condiciones, la sensación de orgullo es doble o triple porque lo hace remando contra la corriente y en un país donde los científicos permanentemente tenemos una sensación de frustración", consideró.

Rubinstein, que desde hace una década comanda el único laboratorio argentino y uno de los pocos de Sudamérica que produce ratones transgénicos, comentó que la historia del TH-CRE se remonta a 2001, cuando fue generado y comenzó a ser estudiado.

La novedad fue publicada este año por la prensa especializada y desde entonces el INGEBI empezó a recibir "una gran cantidad de mensajes de laboratorios de Estados Unidos, Inglaterra y Alemania que estaban muy interesados en recibir los animales", añadió.

"Nosotros en Argentina siempre estuvimos acostumbrados a pedir animales sofisticados a países sofisticados, pero esto fue al revés", señaló.

Los pedidos tomaron por sorpresa a los científicos, que debieron pedir ayuda a especialistas en exportaciones del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas y el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria.

Según Rubinstein, el principal escollo que debieron sortear es "el prejuicio que existe respecto de lo transgénico, que generalmente se asocia a algo negativo, a pesar de que en el caso del TH-CRE la modificación genética es completamente inocua".

"Ya enviamos ratones al Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, con el cual hicimos un convenio para que los distribuya a otros centros de investigación de ese país, y en enero irá otra partida al Instituto del Cáncer de Inglaterra", indicó.

Ambas instituciones sólo deberán hacerse cargo de los gastos de envío de los animales, ya que según explicó Rubinstein los científicos tienden a "prestarse o regalarse este tipo de herramientas de investigación".

En cambio, "la relación con la industria es distinta y es posible que algún laboratorio farmacéutico intente comprar estos ratones porque pueden serles útiles a la hora de estudiar patologías humanas y desarrollar medicamentos para combatirlas".

Luego de advertir que "hay un mercado de ratones transgénicos y varias compañías que los venden", Rubinstein calculó que "una colonia de entre seis u ocho ejemplares de TH-CRE, que se reproducen muy rápidamente, puede llegar a costar hasta 10.000 dólares".

Para el experto, este logro puede contribuir a que se revierta la oleada migratoria de científicos argentinos al exterior "que se vino dando en la última década y hoy continúa, incluso entre los estudiantes universitarios, que están muy asustados con lo que les ofrece el país".

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