Buenos Aires (EFE).- Los diez países que se incorporarán a la Unión Europea (UE) a partir del año próximo se han convertido en una nueva esperanza para miles de argentinos que aspiran a emigrar para escapar de la crisis económica.
Según un informe que publica hoy el diario "La Nación", en Argentina hay unas 500.000 personas que descienden de las naciones que pasarán a integrar la UE en 2003 y ahora tienen la ilusión de tramitar su pasaporte europeo.
El periódico señala que en las últimas semanas se ha producido un aluvión de consultas en las embajadas y los consulados por parte de descendientes de checos, húngaros, polacos, eslovacos, lituanos, letones, estonios, eslovenos, chipriotas y malteses.
Añade que todo comenzó desde que el 13 de diciembre último el Consejo Europeo aprobó las negociaciones para incorporar a la UE a diez países del este del continente y del sur del Mediterráneo a partir de mayo de 2004.
Hasta ahora esto venía ocurriendo principalmente en las legaciones diplomáticas de España e Italia, donde millares de hijos y nietos de personas nacidas en esos dos países tramitan la doble nacionalidad.
Este país sudamericano atraviesa la crisis económica y social más profunda de su historia, lo que ha empujado a muchos argentinos a viajar al extranjero en búsqueda de mejores horizontes.
En la embajada de Polonia en Buenos Aires directamente tuvieron que suspender la atención directa al público y sólo se reciben consultas con entrevistas pactadas para evitar que todas las noches unas 200 personas duerman frente a la entrada del edificio.
"Recibimos más de 300 pedidos en la embajada, y las llamadas y correos electrónicos por consultas son incesantes. Este tipo de trámite hace un año era muy esporádico", explicó a su vez la vicecónsul checa, Daniela Plockova.
Algo similar ocurre en la representación diplomática de Lituana, donde se tramitan entre 150 y 200 ciudadanías por mes y se reciben entre cuatro y cinco pedidos por día.
"Se triplicaron las consultas y todo se agravó por la crisis argentina. Comprobamos que la colectividad lituana es mayor de lo que creíamos, unas 30.000 personas", dijo el cónsul de ese país en Buenos Aires, Aligmatas Rastauskas.
El informe aclara que en la mayoría de los casos se trata de descendientes que no conocen el idioma de sus antepasados ni guardan las tradiciones, ya que la pretensión no es mudarse al país de sus abuelos sino tener permiso para residir en Europa.
"Florecieron estonios como hongos. Teníamos registros de 130, pero somos 200 por lo menos. Ya no les interesa Estonia, les importa el pasaporte europeo", advirtió el cónsul de esa nación, Peet Pullisaar.
De todos modos, los diplomáticos aclaran que conseguir el pasaporte de unos de estos diez países no es sencillo y que los requisitos de la ley de ciudadanía varían de acuerdo a cada nación y al año de nacimiento del antepasado.
"Es mucho más sencillo tramitar el Estatuto del Eslovaco en el Exterior, que permite trabajar y residir legalmente allí, pero hasta ahora nadie se interesó por esa posibilidad y la idea de quienes vienen es entrar en la Unión Europea", aseguró la cónsul eslovaca en la capital argentina, Miriam Cenjelova.