21 julio 2003
Crawford (EEUU), 21 jul (EFE).- El presidente de EEUU, George W. Bush, arremetió hoy contra Siria e Irán, a los que advirtió de la responsabilidad que afrontan por "seguir dando refugio y asistiendo a terroristas", y minimizó los problemas de la ocupación de Iraq.
En una rueda de prensa en su rancho de Texas junto al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, Bush consideró "completamente inaceptable" el comportamiento de estos dos países y dijo que "los estados que apoyen el terror habrán de afrontar su responsabilidad".
Durante la invasión de Iraq y tras el derrocamiento de Saddam Hussein, Washington criticó en reiteradas ocasiones a los Gobiernos de Damasco y Teherán por considerar que no estaban colaborando en la normalización y la estabilización del país vecino.
Las autoridades estadounidenses acusaron a Siria de haber permitido la entrada de material militar en territorio iraquí durante la guerra y de facilitar la escapada de numerosos dirigentes del régimen de Saddam Hussein a través de su frontera.
En el caso de Irán, uno de los países integrantes de lo que Bush llama el "eje del mal", EU denunció que agentes iraníes se infiltraron en el sur de Iraq para influir en la población chiíta (mayoritaria en el país) y tratar de establecer una república islámica.
El presidente estadounidense añadió que "apoyar y dar refugio a los terroristas socava las perspectivas de paz en Oriente Medio y traiciona los verdaderos intereses del pueblo palestino".
Según subrayó Bush, en estos momentos "el terrorismo es el mayor obstáculo para el surgimiento de un Estado palestino y todos los líderes que persiguen esta meta tienen la obligación de respaldar sus palabras con acciones concretas contra el terrorismo".
Sobre el futuro de Iraw, Bush y Berlusconi hablaron de una posible ampliación de la coalición aliada, aunque el presidente estadounidense aseguró que "no hablamos de la posibilidad de que Italia reemplace a EU como fuerza de mantenimiento de la paz".
Bush reconoció que en Iraq "ha habido una extensión de la hostilidad", pero trató de minimizar la importancia de los ataques que sufren a diario las tropas estadounidenses en territorio iraquí al referirse a ellos como "parte de la guerra para liberar Iraq".
Un total de 39 soldados de EU han muerto en acciones armadas desde que el presidente estadounidense declaró terminadas las grandes operaciones de combate el pasado 1 de mayo.
Bush repitió la retórica de que "hay gente en Iraq que odia la idea de la libertad" y de que "hay partidarios de Saddam que quieren intentar permanecer en el poder mediante la actividad terrorista", pero expresó su confianza en que los problemas se solucionarán.
"Le he explicado al primer ministro (Berlusconi) que somos pacientes, fuertes y resueltos, y superaremos esta situación", dijo.
Berlusconi reiteró el apoyo incondicional de su Gobierno a la política de EU en Iraq hasta el punto de que rechazó expresar su opinión sobre la reconstrucción iraquí y se limitó a manifestar que "comparto completamente lo que ha dicho el presidente".
Roma se ha mostrado dispuesta a enviar tropas de refuerzo a Iraq, donde la moral de los 148.000 soldados que EU mantiene desplegados en esa zona esa cada vez menor, por la larga estancia fuera de su país y las dificultades que se están planteando en la posguerra.
Washington está encontrando más problemas de los esperados para que terceros países se decidan a participar en las tareas de estabilización, fundamentalmente porque esperan que haya un mandato de la ONU que de legitimidad internacional a la misión de paz.