Reuters
ROMA, ITALIA.- La policía italiana anunció ayer el arresto de seis militantes de las Nuevas Brigadas Rojas sospechosos de haber matado a dos asesores gubernamentales, en lo que el gobierno celebró como un golpe importante contra el grupo izquierdista.
La policía arremetió contra los sospechoso durante la noche y arrestó a tres personas en Roma, dos en Toscana y uno en la isla mediterránea de Cerdeña.
“Estos arrestos constituyen un duro golpe para la organización de las Nuevas Brigadas Rojas”, dijo el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi.
El ministro del Interior, Giuseppe Pisanu, dijo en conferencia de prensa que el gobierno cree que los sospechosos son responsables del asesinato de Massimo D’Antona y Marco Biagi.
D’Antona, experto en derechos laborales y asesor del entonces ministro del Trabajo, Antonio Bassolino, murió de un disparo el 20 de mayo de 1999 en Roma, cuando viajaba hacia su trabajo.
Biagi, otro asesor del Ministerio del Trabajo, murió de un disparo en marzo del 2002 en frente de su casa en la ciudad de Bologna, al norte de Italia. Las Nuevas Brigadas Rojas se adjudicaron la responsabilidad de ambos asesinatos.
El grupo constituye una versión moderna y oscura de las Brigadas Rojas que aterraron a Italia durante las décadas de 1970 y 1980, período conocido como “años de plomo” debido a las balas disparadas en las calles por guerrilleros de derecha e izquierda.
La policía dijo que la evidencia del ADN de una de las seis personas arrestadas, Laura Proietti, de 30 años, se halló en la camioneta que se utilizó en el asesinato de D’Antona.
“Esto es un gran triunfo en la lucha contra el terrorismo (...) Es algo aislado del resto de la sociedad, pero capaz de hacer mucho daño”, dijo el presidente Carlo Azeglio Ciampi.
Los dos asesinatos sorprendieron a Italia y provocaron temores de que el país pudiera ser presa de una nueva ola de violencia política.
Las Brigadas Rojas originales ocuparon los titulares de los diarios del mundo en 1978 cuando secuestraron y asesinaron al primer ministro Aldo Moro, y luego dejaron su cadáver en la parte trasera de un auto estacionado en el centro de Roma.