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MÉXICO, DF.- El sector asegurador del país no enfrenta de manera adecuada las necesidades de cobertura de las familias y empresas mexicanas en casos de riesgos de huracán, granizo, daños por lluvias e inundaciones, a pesar de la cada vez mayor frecuencia de este tipo de eventos naturales.
De acuerdo con el estudio ?Cobertura contra daños por riesgos hidrometeorológicos?, el sector no cuenta con un referente tarifario que garantice la suficiencia de las primas para hacer frente a estas obligaciones.
Ello, a pesar de que en los años recientes se han registrado con mayor frecuencia eventos hidrometeorológicos que suman reclamaciones mucho más importantes que los siniestros de incendio.
Según datos de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), la industria cubrió el año pasado indemnizaciones por más de tres mil 700 millones de pesos por concepto de siniestros provocados por huracanes.
Tan sólo Isidore causó daños por dos mil 757 millones de pesos, con un total de dos mil 810 siniestros que afectaron de manera principal industrias y bodegas en nueve estados, además se pagaron más de 251 millones a mil 203 propietarios de casas-habitación afectados por este meteoro.
La asociación precisa que los daños provocados por el huracán Kenna, en especial en los estados de Jalisco, Nayarit y Colima, ascendieron a 975 millones de pesos.
El estudio elaborado por la AMIS señala que en los últimos años el origen de la siniestralidad se debe mayoritariamente a huracanes y a las consecuentes inundaciones. De 1998 a 2002 se registraron por lo menos 25 eventos, de los cuales destacaron los huracanes Juliette, Isidore y Kenna, con una suma estimada de siete mil 800 millones de pesos, aunque en este periodo no se registraron eventos de proporciones verdaderamente catastróficas como los ocasionados por Hilda, Gilberto o Pauline.
En la actualidad, las tarifas que aplican en el mercado las aseguradoras que operan las coberturas de huracán, granizo, daños por lluvia e inundación, tuvieron como base la actualización de la tarifa de incendio que realizó la AMIS en 1988.
Estos riesgos se consideraban como adicionales a la cobertura de incendio de edificios y contenidos, señala la asociación, que reconoce que en años recientes se han sucedido con mayor frecuencia eventos hidrometeorológicos que suman reclamaciones mucho más importantes que los siniestros ocasionados por el fuego.
La contratación discrecional de coberturas que se excluyen unas a otras, como inundación y huracán, han desprotegido a los asegurados o han obligado a las aseguradoras a pagar siniestros sin cobertura. A cada huracán, de forma adicional a las marejadas y golpes de mar, le preceden y le siguen vientos tempestuosos y lluvias torrenciales, que son las que producen una gran parte de la afectación de los bienes asegurados.
Dada sus características, al momento del siniestro es difícil diferenciar entre los daños por un huracán y los ocasionados por inundación, con lo cual el ajuste se vuelve complicado al tener deducibles y coaseguros diferenciados para estas coberturas. Similar situación se presenta para diferenciar entre los daños causados por inundación o por exceso de lluvia.