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CARACAS , VENEZUELA .-El dirigente sindical Carlos Ortega obtuvo ayer el salvoconducto que le permitirá abandonar la sede diplomática de Costa Rica, donde está refugiado desde el 14 de marzo, y viajar a la capital del país centroamericano en condición de asilado.
El vicecanciller Arévalo Méndez entregó al embajador costarricense en Caracas, Ricardo Lizano, el permiso que le permitirá al presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela salir en las próximas horas de la misión centroamericana rumbo hacia el aeropuerto internacional.
El diplomático agradeció la “actitud” de las autoridades venezolanas en el caso, y aseguró que este hecho ha permitido que ambos gobiernos “fortalezcamos nuestras relaciones”.
Ortega, de 56 años y sobre quien pesa orden de captura desde el pasado 20 de febrero, se refugió en la Embajada de Costa Rica aduciendo que es un “perseguido político”.
Se mantenía prófugo de la justicia desde finales del mes pasado cuando un tribunal ordenó su detención junto con el líder empresarial Carlos Fernández, por su participación en el paro general que convocó la oposición entre diciembre y enero para presionar la renuncia del presidente Hugo Chávez.
Ortega y Fernández fueron acusados de los delitos de rebelión civil, instigación a delinquir, traición a la patria, devastación y confabulación en grupo para cometer un crimen.
El dirigente sindical se negó a presentarse ante los tribunales aduciendo que no confía en la justicia venezolana.
Fernández fue arrestado la madrugada del 20 de febrero y permaneció bajo arresto domiciliar hasta mediados de marzo, cuando un tribunal ordenó su liberación.
Ortega es el tercero de los opositores a Chávez que ha salido del país en condición de asilado.
El empresario Pedro Carmona, quien asumió el gobierno por 48 horas durante el fallido golpe del pasado 11 abril, obtuvo un asilo diplomático de Colombia a finales de mayo.
Un mes después el contralmirante Carlos Molina Tamayo, ex jefe de la casa militar de Carmona, se asiló en El Salvador.
El presidente Hugo Chávez acusó a la oposición de aplaudir las ataques de Estados Unidos contra Iraq debido a que abrigan la esperanza de que su “revolución bolivariana” sea el próximo blanco en la mira estadounidense.
El mandatario comentó que los voceros de la Coordinadora Democrática — una alianza que agrupa a sindicatos, empresarios, partidos de oposición y miles de trabajadores petroleros — aplauden las acciones bélicas de Estados Unidos “porque dice que después de Iraq viene Chávez”.
Salvo con algunas excepciones, los principales voceros de la oposición han mantenido en reserva sus opiniones sobre la guerra en Iraq, aunque no pierden oportunidad de esgrimir severas críticas a Chávez por manifestarse contra la política exterior norteamericana.
Para el mandatario “ningún país puede decidir lo que es lo bueno y lo malo del mundo”.
“Ante la invasión a Iraq a Venezuela no le queda otra cosa que decir no y pedir paz y respeto a la soberanía nacional, exigir que se respete al marco de las Naciones Unidas para que no entremos a la etapa de la ley de la selva donde se imponga el mas fuerte”, agregó.
En los últimos meses, Chávez ha denunciado una serie de conspiraciones para derrocarlo, incluido un paro opositor de dos meses que colapsó la vital industria petrolera entre diciembre y enero, y que según él, tenía apoyo extranjero.