Al menos cinco personas murieron y otras 30 resultaron heridas cuando una serie de bombas estallaron el miércoles en un tren de pasajeros en el sur de Rusia, informaron las autoridades.
03 de septiembre
Cada una de las bombas tenía 150 gramos de explosivos, señala una estimación preliminar.
Moscú (EFE).- Al menos cinco personas murieron y otras 32 resultaron heridas hoy en un atentado con explosivos contra un tren de cercanías en el sur de Rusia, en una nueva escalada de la ola terrorista que azota el país.
La explosión simultánea de dos bombas, colocadas a unos seis metros una de la otra en una curva de la vía férrea, se produjo a las 07.35 hora local (03.35 GMT), cuando los pasajeros viajaban hacia sus lugares de trabajo en la ciudad de Minerálnie Vody.
El vocero del Ministerio Ferroviario, Konstantin Pashkov, dijo que las bombas fueron colocadas en las vías. Había unas 50 personas en el tercer vagón del convoy de seis, el cual fue alcanzado directamente por la explosión, dijo.
Fuentes policiales informaron de que los artefactos, con una carga equivalente a cinco kilogramos de trilita, fueron activados mediante un mando a distancia.
Como resultado, un vagón quedó prácticamente destruido, otros se incendiaron y en el lugar donde se habían colocado las cargas quedaron dos enormes cráteres, de cuatro metros de diámetro y 80 centímetros de profundidad.
Inmediatamente después de la explosión la policía detuvo a un hombre que "intentaba huir del lugar de los hechos" y que, según supone, podría estar implicado en el atentado.
De acuerdo con algunas versiones, el detenido tuvo que ser ingresado en un centro médico a causa de una fuerte contusión.
Otras indican además que el sospechoso "por ahora permanece inconsciente" en el hospital central de Kislovodsk, donde fueron ingresados la mayoría de los heridos, siete de ellos en estado grave y tres "muy graves", según los médicos.
La Fiscalía de Stávropol incoó sendos procesos por homicidio y terrorismo en relación con el atentado, que investigan grupos de expertos locales y de la Dirección del Cáucaso Norte de la Fiscalía General.
Este atentado se produjo tan sólo una semana después de que la detonación casi simultánea de tres bombas en la ciudad de Krasnodar, también en el sur de Rusia, costara la vida a tres personas e hiriera a otras diecisiete, dos de ellas de suma gravedad.
A partir de entonces, en toda la zona del sur de Rusia fueron redobladas las medidas de seguridad, que, sin embargo, no lograron impedir la tragedia de esta mañana.
Casi inmediatamente después de la explosión el presidente de Rusia, Vladímir Putin, telefoneó para que le informara de lo ocurrido al gobernador de Stávropol, territorio donde se produjo el atentado y colindante con la conflictiva república caucásica de Chechenia.
Mientras, en Chechenia, escenario de la "operación antiterrorista" contra la guerrilla separatista, fue asesinado un agente del Servicio de Seguridad de la administración pro rusa.
La víctima fue acribillada a tiros por tres desconocidos uniformados y armados con fusiles automáticos y murió en el acto.
De madrugada otros tres desconocidos, uniformados y encapuchados y armados de fusiles automáticos y visores nocturnos, atacaron una gasolinera en la capital chechena, Grozni, la incendiaron y se llevaron 13.000 rublos (unos 400 euros) de la caja y un transmisor de radio.
Mientras, tres potentes explosiones, que dejaron boquetes de tres metros, estremecieron la ciudad de Urus Martán, sin que se produjeran víctimas.
Entre tanto, los zapadores encontraron y desactivaron una potente bomba, compuesta de dos proyectiles de artillería de 152 milímetros, colocada en uno de los distritos de Grozni.
Según el Estado Mayor de las tropas rusas en Chechenia, un guerrillero murió a causa de la explosión de la bomba que intentaba colocar en la localidad de Kirov Yurt, en el sur de la república.
La nueva oleada de atentados coincide con la campaña electoral en Chechenia, donde para el 5 de octubre próximo las autoridades pro rusas han convocado comicios presidenciales.