EFE
BAQUBA, IRAQ.- Dos coches-bomba conducidos por suicidas explotaron ayer junto a dos comisarías de Policía en la provincia iraquí de Diyala, causando 18 muertos y cerca de 40 heridos, con lo que continúa la escalada de violencia.
Los ataques a las comisarías de las localidades de Jan Bani Saad y de Baquba, ambas al noreste de Bagdad, se produjeron después de que el alto mando de las fuerzas estadounidenses en Iraq advirtiera sobre una ola de ataques para el final de Ramadán, el mes de ayuno musulmán, que concluye el próximo día 26 de noviembre.
La táctica empleada en los dos atentados, que se produjeron con una diferencia de media hora, fue muy similar a la ejecutada en anteriores ataques perpetrados por conductores kamikazes.
En la aldea de Jan Bani Saad, a unos 20 kilómetros al este de Baquba, la capital provincial, la explosión de un coche-bomba hacia las 07:15 hora local causó la muerte de seis policías y cuatro civiles, incluida la de una niña de seis años que jugaba en la calle.
La pequeña, de nombre Tabarak Nasser, y según los relatos de testigos, fue recogida del suelo muerta por su padre, un ex capitán del disuelto Ejército, que pocas semanas atrás abrió frente a la comisaría una pequeña tienda de comidas y refrescos, para sacar adelante a sus seis hijos.
El jefe de la Policía local, coronel Ismail Kemu Al Akari, indicó que otras trece personas resultaron heridas por la deflagración del explosivo que portaba el coche, un viejo Cadillac que a gran velocidad logró estrellarse contra el grueso muro de tierra levantado frente a la fachada de la comisaría.
Poco después de la matanza, la gente llenó la calle principal de Jan Bani Saad, un pequeño pueblo que vive de la ganadería y la agricultura, para acompañar a los familiares y amigos de las víctimas mortales, que a hombros llevaban los ataúdes al cementerio.
En Baquba, ciudad situada a unos 65 kilómetros al norte de la capital iraquí, siete policías y dos civiles murieron y al menos otras 25 personas resultaron heridas cuando un suicida detonó frente a la comisaría central, la carga explosiva que llevaba en un vehículo todo-terreno.
La explosión ocurrió según explicó el coronel, Sami Husein, “diez minutos antes de que llegaran a la comisaría todos los agentes” para iniciar su turno de trabajo.
En torno al lugar de la explosión, que abrió un cráter de unos cinco metros de profundidad, la policía encontró esparcidos numerosos restos humanos, al parecer del kamikaze y de uno de los agentes que montaban guardia en la entrada de la comisaría, ubicada al lado del museo provincial.
Al menos veinte vehículos quedaron totalmente destruidos por la explosión y de la comisaría sólo quedó en pie su estructura de cemento.
Esta misma semana, los aviones de las fuerzas estadounidenses arrojaron dos bombas de 908 kilos cada una sobre edificios situados en los alrededores de Baquba, y que supuestamente servían de cobijo a la resistencia, o eran empleados para esconder armas y munición.
Baquba y Jan Bani Saad se encuentran situadas en el conflictivo “triángulo suní”, donde son más frecuentes los ataques a los soldados estadounidenses.