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MANAGUA, NICARAGUA.- El número de personas que vive en condiciones de pobreza en Centroamérica es de 18.8 millones, cifra superior en dos millones respecto de 1990, señaló el informe sobre Desarrollo Humano de Naciones Unidas divulgado en Nicaragua.
De acuerdo con el documento dado a conocer este viernes, la región experimenta una pérdida de dinamismo en el ritmo de progreso que caracterizó la primera mitad de la década anterior, es más lento, incierto y arrastra déficits esenciales para el desarrollo humano.
El estudio encontró que uno de cada cuatro centroamericanos se encuentra en condiciones de extrema pobreza, mientras tres de cuatro que sufren esa condición viven en el campo.
En 1990, la entidad determinó que había unos 16.8 millones de personas en condiciones de pobreza, para 2001 la cifra aumentó a 18.8 millones, mientras la pobreza extrema pasó de 7.6 millones a 8.5 millones en ese mismo período.
La región centroamericana aún presenta elevados niveles de desigualdad social y además de que la mitad de la población vive en condiciones de pobreza, los niveles de escolaridad apenas superan la educación básica. En la última década, señaló el reporte del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la desigualdad social aumentó en dos países, se mantuvo igual en otros tres y uno reportó mejoría.
Honduras y Nicaragua son los más afectados por la pobreza, ya que vive en esa condición el 71.6 y el 45.8 por ciento de su población, respectivamente.
De acuerdo con el Segundo Informe sobre Desarrollo Humano en Centroamérica y Panamá 2003, presentado este viernes en Managua, el istmo alcanzó cierta estabilidad macroeconómica, pero “insuficiente” para mejorar las condiciones de vida de los centroamericanos.
El Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de Nicaragua asciende a 472 dólares; en Honduras llega a 909 dólares y en Costa Rica a tres mil 948 dólares, lo que refleja una amplia disparidad entre las naciones.
Apuntó que el 40.4 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) de Nicaragua, sector que involucra a 1.8 millones de personas, está en el sector informal, mientras en este mismo rubro en Honduras está en el 38.8 por ciento.
La democratización de los regímenes políticos, agregó, en cuanto a sistemas electorales y de protección de derechos y libertades ciudadanas “ha perdido dinamismo” frente a los dramáticos cambios experimentados en los años 90.
En la región, apuntó, “está en juego la desarticulación de los modos de organización del Estado heredados del autoritarismo” y la instauración de instituciones que promuevan los derechos de los ciudadanos para controlar a sus gobernantes.