Reuters
PEKÍN, CHINA.- En una cifra récord para un solo día, 12 personas murieron ayer en Hong Kong debido al síndrome respiratorio agudo grave, mientras Singapur anunciaba que la enfermedad podría convertirse en su mayor crisis desde la independencia.
China, donde se cree que el virus se originó el año pasado, intensificó su recién declarada guerra abierta contra la enfermedad y amenazó con castigar a funcionarios que cubrieran los casos sospechosos del síndrome respiratorio agudo grave (SRAG).
Las últimas muertes elevaron la cifra de muertos en Hong Kong a 81. Las defunciones nuevas se produjeron un día después que el líder del territorio, Tung Chi-hua, dijo que el brote se “estabilizaría gradualmente”.
En la actualidad, Hong Kong posee 1,358 casos de SRAG, tantos como en China continental, donde el virus letal apareció por primera vez en la provincia de Guangdong.
La enfermedad, que resulta fatal en alrededor del cuatro por ciento de los casos y no tiene cura, ha cobrado la vida de 172 personas e infectado a unas 3,500 en todo el mundo.
Hong Kong fue el primer sitio donde surgió el SRAG fuera de China, seguido por Singapur. Los pasajeros de avión han esparcido el virus por 25 naciones del mundo.
Uno de los infectados fue un asistente de vuelo de la aerolínea Cathay Pacific Ltd, el primer tripulante aéreo que se ha enfermado en Hong Kong.
Singapur dijo ayer que podría estar encarando la peor crisis desde su independencia en 1965 porque el SRAG podría dañar gravemente su economía.
Pero el primer ministro, Goh Chok Tong, dijo que su nación estaba teniendo cierto éxito sobre el índice de infecciones, pero añadió que se necesitaba hacer más para aminorar el miedo entre la gente que está dañando a las industrias del transporte y el turismo.
“Si no logramos detener el SRAG en Singapur, podría convertirse en la peor crisis que ha enfrentado nuestro país”, dijo Goh en una conferencia de prensa. “El impacto económico es enorme”.
Dicho impacto podría costar unos 850 millones de dólares, añadió.
Por su parte, la amenaza de castigo del primer ministro chino, Wen Jiabao, constituye otra señal de que China, acusada de haber informado ligera y tardíamente sobre sus casos de la enfermedad, está contemplando el SRAG como algo serio.