En California, cerca de la frontera con México, se están construyendo dos centrales eléctricas, destinadas, cuando estén listas a venderle energía a México.
En Texas, cerca de Houston, hay una refinería, de la cual Pemex es dueña en 50%, México manda crudo a esta refinería y la mitad de la producción de gasolina, regresa a México, después de haber sido procesada allá.
No deja de ser curioso: la ley prohíbe la inversión privada en la industria del petróleo y en la producción de energía eléctrica. El argumento fundamental que se esgrime para mantener vigente en el articulado de la Constitución el monopolio estatal para estas dos industrias fundamentales es la ?soberanía nacional?.
Como México no tiene dinero para construir con recursos públicos las centrales eléctricas o las refinerías necesarias, se están contratando compañías extranjeras, para que fuera del país y con recursos de esas mismas constructoras, o sea, con capital privado o con capital de Pemex asociado a compañías privadas al 50%, construyan centrales eléctricas y refinerías en el extranjero y le vendan a México la electricidad y las gasolinas.
Aceptar que una compañía extranjera con sus propios recursos o asociada con Pemex construyan en México centrales eléctricas o refinerías y le venda a la CFE la electricidad o a Pemex las gasolinas y de acuerdo con los términos del contrato a los quince o veinte años las instalaciones pasen a ser propiedad de la nación, se considera como entreguismo y pérdida de soberanía nacional.
Pero que dependamos en precio y suministro de energéticos producidos en el extranjero, sobre los que no tenemos la más mínima posibilidad de control, de acuerdo con los que defienden la ?soberanía nacional?, parecería que es hacer patria.
A mitad del presente sexenio se han levantado voces, en casi todos los niveles, proclamando el fracaso de la presente administración.
A pesar de que casi no ha habido crecimiento económico y que ha sido escasa la producción de empleos, hay aspectos positivos.
La inflación promedio que hemos padecido este trienio es la más baja de los últimos treinta años.
Las tasas de interés están en su nivel más bajo desde hace muchos años.
El salario mínimo real ha crecido en un 3.8% en los últimos tres años, lo que ha dado a grandes sectores un pequeño aumento en su capacidad de compra.
El índice de riesgo país ha registrado los índices más bajos y estamos bien clasificados en el grado de inversión.
La inversión extranjera en México es la más alta que se ha conseguido en toda la historia del país.
Tenemos un aumento de años de escuela por mexicano, aunque al calidad de la educación sigue siendo muy baja.
Las reservas que tiene México rebasan los 55 mil millones de dólares.
Paradójicamente parecería que el aspecto más negativo estriba en uno de los más grandes logros que hemos tenido: por primera vez en el año 2000 tuvimos elecciones limpias y una alternancia en el poder, pero los partidos políticos han demostrado muy poco interés en el bien de México y lo único que les importa es el poder. La negativa de ponerse de acuerdo para hacer los cambios estructurales que el país necesita, está enfocada a paralizar al gobierno, para que su popularidad desaparezca y así poder regresar al poder en las elecciones del 2006, sin importar el costo para toda la nación.
El Instituto Mexicano del Seguro Social acaba de adquirir ochenta equipos electrónicos para diagnosticar a tiempo el cáncer de mama, enfermedad que en este momento está matando en México a una mujer cada hora. Esos equipos se distribuirán a todo el país para que con estas unidades de diagnóstico se proteja a la población femenina, incluso en zonas apartadas. La inversión fue de 20 millones de dólares, costo relativamente pequeño si se considera el beneficio que aporta al país.