Después de un período difícil, en el que las distintas asociaciones agrícolas exigían al Gobierno toda clase de subsidios y la renegociación del Tratado de Libre Comercio en su capítulo de Productos Agropecuarios, se logró finalmente un acuerdo que desmontó la agresividad del sector y promete mejores posibilidades para el campo.
El acuerdo significa una inversión gubernamental de 2,800 millones de pesos para el sector, además de lo que se había presupuestado para este año, con investigación de mercados, aumento de la productividad, descuentos importantes en el precio de los energéticos (por ejemplo, la utilización de electricidad durante la noche para regar, representa una disminución del costo de la energía eléctrica de un 25 por ciento), organización de cadenas productivas y mejoras en la productividad.
Según parece, no hay posibilidad de renegociar el capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio, ni siquiera un sector como el del maíz blanco y del frijol, que es en el que más insistían las organizaciones campesinas de México: Si se abre la renegociación, es para todo el Tratado y hacerlo, perjudicaría en forma importante a México, pues hay sectores incluso en el mismo capítulo de bienes agropecuarios que son muy favorables a México, como frutas, verduras y flores, de las que vendimos más de 3,000 millones de dólares en el 2002, además de otros sectores, como vehículos, partes automotrices y línea blanca, que nos permitieron aumentar nuestras exportaciones de 40,000 millones de dólares a más de 120 mil millones en cinco años, el Tratado de Libre Comercio tiene la característica de una ley, que no puede ser modificada más que por aceptación de las partes y ni Estados Unidos ni Canadá están dispuestos a reabrir las negociaciones, lo que sí es posible es negociar, dentro del marco del Tratado y utilizando las posibilidades que el mismo brinda, lograr algunos acuerdos para el maíz blanco y el frijol, que, en el conjunto del Tratado, representan una oportunidad marginal de negocio.
Uno de los aspectos más importantes en la oferta del Gobierno sería, además de los subsidios, el delinear un proyecto a largo plazo para eficientar la producción. Si continuamos sembrando con el arado egipcio en zonas de temporal y sin tener capacidad de fertilizar y de regar, nunca tendremos posibilidades de competir, el problema está en que en nuestra cultura política, el Gobierno tiene la obligación de ser el gran proveedor, que debe dar gratis todo lo que los sectores, con o sin culpa de su parte, son incapaces de generar.
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En esta semana el Presidente de la República, propuso un Plan de Desarrollo Interno, ante el estancamiento del desarrollo económico mundial.
Se trata de varias cosas; obras públicas, en primer lugar, para crear trabajos, carreteras, presas, plataformas marinas para Pemex, modernización de refinerías.
Modernización fiscal: Al mismo tiempo, dar estímulos fiscales a la inversión y ampliar la base de tributación, eliminando la evasión y corrigiendo las deficiencias que tiene le sistema mismo de recaudación.
Ya se publicó la ley que permite a los bancos recuperar rápidamente los créditos vencidos, obstáculo que los bancos esgrimían para exigir condiciones muy onerosas en el otorgamiento de créditos.
Para la industria maquiladora se creó la nueva figura de maquila consolidadora, que consiste en reunir en una sola cuenta fiscal las operaciones de varias empresas, para aprovechar todos los descuentos y exenciones que la ley permite. Esta figura está operando en China para atraer a las compañías interesadas en la maquila.
A todo esto hay que añadir la invitación que hace el Gobierno a la iniciativa privada pidiéndole su mejor esfuerzo para nuevas inversiones o reinversiones. La inversión extranjera es bienvenida, pero es indispensable que también el capital mexicano invierta al máximo. El Gobierno está dispuesto a privilegiar a las empresas nacionales en las licitaciones para la obra pública, para lo cual está fraccionando los contratos, de manera tal que empresas medianas y pequeñas puedan ganar licitaciones. La inversión gubernamental representa en México más del 50 por ciento de la inversión total. La invitación se hace para revertir esta tendencia, no por disminución de la inversión pública, sino por el crecimiento del sector privado.
La respuesta de la iniciativa privada es positiva ante esta invitación, pero pide que se determinen tiempos, proyectos y responsables para que el proyecto tenga posibilidades de tener éxito.
En este sentido positivo, e independientemente de la propuesta del Gobierno, hay una noticia alentadora: Los diputados de los tres partidos políticos más grandes, incluyendo al PRD, han consensuado apoyar cambios importantes en la Ley Federal del Trabajo para modernizarla.
Los voceros de los partidos políticos, afirman que el consenso se da en un ambiente práctico, sin tocar la Constitución, porque la discusión en ese sentido ahogaría la propuesta. La negociación ya está hecha en la Cámara de Senadores y quedó pendiente en la Cámara de Diputados, hasta la siguiente Legislatura, si antes no hay un período extraordinario.
El Congreso del Trabajo, con todos los sindicatos nacionales que lo forman, apoya la propuesta, hay por supuesto, otras fuerzas obreras importantes lideradas por la UNT (Unión Nacional de Trabajadores) que se oponen a cualquier reforma, porque no están dispuestas a “perder las conquistas de la clase trabajadora”.
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El acuerdo comercial con Brasil, sigue por buen camino. Acaban de suprimirse los aranceles de unos ochocientos artículos y siguen las negociaciones para ampliar el comercio.