Siete empresas mexicanas con inversiones transnacionales están entre las cincuenta más importantes de los países en desarrollo. Representan el 10% de las inversiones trasnacionales totales de esos países.
Cemex tiene el 70% de sus inversiones en el extranjero, con 12,650 millones de dólares y es la compañía número uno de todas las trasnacionales de los países en desarrollo. Gruma tiene el 60% de sus inversiones en el extranjero con 1,600 millones. Bimbo tiene 738 millones de inversión en el extranjero contra 2,443 millones de su inversión global.
Resulta interesante constatar que esas empresas han podido invertir en el extranjero porque su organización nacional es de primer nivel, lo que les ha permitido posicionarse en el ámbito internacional con excelentes resultados.
A nadie se le ocurriría pensar que la presencia de esas compañías en otros países representa una especie de colonialismo mexicano y que los países huéspedes están perdiendo soberanía porque las compañías mexicanas tienen un nicho en su mercado y en su economía.
No sólo eso. Cemex, la Cervecería Modelo y Bimbo tienen su inversiones extranjeras más fuertes en los Estados Unidos y se acomodan en el mercado no por posiciones políticas sino de organización y mercadeo.
¿Por qué será que en México tenemos siempre la sospecha y en algunos casos la certeza de que inversión extranjera, colonialismo y pérdida de soberanía son sinónimos?
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La reunión ministerial previa a la Organización Mundial de Comercio y los diálogos de preparación de discusión mostraron que el representante de Comercio de los Estados Unidos se reunió con el comisario europeo de comercio para discutir los avances de las metas para liberar el comercio fijados en la reunión anterior de la OMC. Las metas que entonces se fijaron deben cumplirse antes del primero de enero de 2005.
En una declaración escrita dijo que Cancún es un alto a medio camino, en las negociaciones para reducir las barreras del comercio global, la meta será acordar el marco para que en las negociaciones que se seguirán en los próximos quince meses fijen los parámetros para disminuir las tarifas, subsidios y otros impedimentos al comercio.
Recordó que ya se habían logrado acuerdos como el consenso para ayudar a los países pobres a combatir las pandemias, como el Sida, facilitándoles el acceso a productos medicinales genéricos.
Con todo, afirmó que Estados Unidos defenderá un mayor acceso a mercados para sus productores agrícolas, así como un mercado agrícola más equitativo. Ojalá esta última observación no sea casi una amenaza.
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Las compañías de aeronáutica están interesadas en hacer conversiones en México.
Una de ellas, Wyman Gordon, ya fabrica en asociación con Frisa, aros de titanio para turbinas de avión. El presidente Fox fue invitado a la inauguración de la planta.
En un encuentro, propiciado por Frisa, varios empresarios internacionales de la industria aeronáutica dijeron que les interesaba hacer inversiones en Monterrey, que ofrecía varias ventajas: cercanía física y cultural con Estados Unidos, buen nivel educativo y experiencias de inversiones previas. En su opinión Monterrey tiene potencial para la instalación de empresas del tamaño de Rolls Royce y Wyman Gordon.
Les interesaría hacer coinversiones en las que empresas mexicanas participaran con empleados de buen nivel de educación y con costos para que ellos resultaran atractivos y las empresas extranjeras participarían con capital y experiencia.
El presidente de Wyman Gordon que estaba presente, destacó la necesidad de disminuir los costos de los energéticos para elevar la posibilidad de nuevas inversiones, dado que la energía forma parte de nuestros procesos. Una disminución en los costos de la energía nos ayudaría a tener mayores posibilidades de inversión”.
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Ha comenzado una guerra sorda entre China y Estados Unidos. Estados Unidos está presionando a China para que reevalúe su moneda, el yuan, que atado al dólar es una paridad fija, lo devalúa hasta un 40%. El presidente Bush calificó de injusta la tasa mantenida por China “esperamos que nuestros socios comerciales nos traten en forma justa” y urgió a China a dejar que la paridad se fije por las fuerzas del mercado.
China ha rechazado la presión americana, declarando que una tasa de cambio estable es interés de ambos países.
El problema que China tiene que los cuatro bancos más grandes del país podrían necesitar veinte años para reducir, sin ayuda externa, la enorme cantidad de cuentas incobrables que tienen, al 5% de sus activos. Una reevaluación del yuan, provocaría una desaceleración de toda la economía china, sin que se puedan prever las consecuencias de la misma a nivel mundial. Además ¿de dónde sacaría China el dinero necesario para recapitalizar sus bancos?
Lo que está haciendo el gobierno chino es mantener el yuan muy devaluado, para poder exportar como lo está haciendo, así se está enfrentando a la quiebra técnica de su sistema bancario.
Los países que exportan a China: Corea, Taiwán y Filipinas se oponen también a la reevaluación del yuan. Los artículos chinos serían más caros y perderían buena parte de su mercado de exportación. Muchos de esos artículos tienen partes importadas de esos tres países, la disminución del mercado chino les pegaría a ellos directamente.
El problema es complejo, porque una competitividad basada en la subvaluación es insostenible en el largo plazo.
Si se conoce este marco se puede entender el problema de México: la pérdida de empleos, se debe a la salida de las maquiladoras del país, que aprovechando la subvaluación del yuan se van a China para aumentar sus ganancias. Y esto también explica el aumento de inversión extranjera en China ya más grande que la que está obteniendo en México.