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Balance positivo

Xavier Massimi

El cultivo de productos orgánicos en México, está incorporando a miles de campesinos a la producción, sin tener que emigrar de sus lugares de origen. De 12,000 agricultores que se dedicaban a esta actividad en 1996, en este año han aumentado a 75,000.

Se consideran orgánicos los productos agrícolas que no se trataron con pesticidas, fertilizantes sintéticos o tecnología genética.

Este tipo de cultivos requiere mucha mano de obra, lo que permite incorporar a esta actividad a un buen número de jornaleros o de pequeños propietarios.

La demanda mundial crece veinte por ciento cada año y los países ávidos de estos productos son los mismos con los que México tiene acuerdos de libre comercio: Estados Unidos, Canadá y Europa.

México ocupa el lugar 17 como exportador de productos orgánicos y aunque todavía la producción es marginal, la superficie cultivada ha crecido en 35 por ciento, abarcando ciento cuarenta mil hectáreas. México es ya el primer productor mundial de café orgánico, con el 40 por ciento de la producción mundial.

Nuestra posición geográfica es inmejorable porque la demanda mundial coincide con los cultivos tropicales en los que México tiene ventaja: café, mango, cacao, vainilla, piña, aguacate, plátano y hortalizas de invierno. Todos estos cultivos tienen alta demanda de mano de obra.

Ojalá no desperdiciemos la oportunidad.

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Cuatro empresas se dedican en México a la elaboración de derivados del maíz. Procesan unas 2.2 millones de toneladas al año. La mayor parte de su producción, un 90 por ciento se dedica a la industria alimenticia, pero esta industria tiene un futuro prometedor, porque del maíz, (amarillo) se pueden sacar más de seiscientos productos.

El maíz es materia prima de polioles, productos protenínicos, intermedios plásticos, solventes y jabones, almidones, lubricantes, productos de aceite, suplementos para la industria del papel, cosméticos, componentes de plástico y de gomas.

Para la industria de la alimentación, del maíz se sacan almidones, glucosa, color caramelo, dextrosa, maltodextrinas, sorbitol, alta fructosa, aceite, proteínas y fibras.

La almidón se usa en la panificación, en atoles, cervezas y alimentos infantiles.

La glucosa en dulces, caramelos y chicles.

El color caramelo en refrescos, cervezas, licores, embutidos y panificación.

La dextrosa en botanas, bebidas, sueros, lisima, ácido cítrico y antibióticos.

La maltodextrina en leche en polvo, embutidos y chocolates.

La alta fructosa en refrescos, jugos y mermeladas.

El sorbitol en pasta de dientes y confitería.

El aceite para uso doméstico y alimentos de bebé.

Las proteínas y las fibras, en alimentos balanceados.

Casi increíble ¿verdad? Es un mercado que se abre. Teniendo buenas cosechas de maíz amarillo podemos entrar en la competencia mundial. Una política inteligente debe cambiar la costumbre de sembrar maíz blanco “nomás pa’ la tortilla” por la producción masiva del maravilloso maíz amarillo. ¿seremos capaces de hacerlo?

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La European Soft Institute (ESI) acaba de firmar un convenio con el plantel del Tecnológico de Monterrey en Guadalajara, para ubicar allí sus instalaciones.

El objetivo del ESI es el desarrollo de la competitividad de las empresas por medio de la difusión y la mejora continua de las tecnologías de la comunicación y de la información. Se trata de impulsar los enlaces entre las compañías productoras de software y las tecnologías de punta. México está atrasado, si se le compara con otros países, en la producción de software, el ESI pretende formar recursos humanos competitivos y creativos, para llenar esta laguna y claramente transformarnos en una comunidad que esté en los sectores productivos de mayor valor agregado, dejando de competir por mano de obra barata.

En otras palabras, se trata de impulsar la creación de software de primer nivel en México, respondiendo a las necesidades específicas de la industria del país, para romper la dependencia del extranjero, con la necesidad de comprar los programas y pagar regalías por usarlos. Eventualmente podríamos, como sucede actualmente con la India, convertirnos en exportadores de tecnología cibernética. La India se ha colocado como el país número uno en la producción de programas de software.

El ESI se ha echado el compromiso de cubrir desde México a Centro y Sudamérica. La institución, de carácter internacional, patrocinada por los gobiernos de Europa y fundada apenas hace dos años, además de su centro de Guadalajara, tiene otros centros similares en Porto Alegre, Brasil, en Shangai, China, en Melbourne, Australia, y en Sofía, Bulgaria. En sus dos años de existencia ha apoyado a más de 500 empresas en consultorías de tecnología de la información.

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