Tras diez años de lucha, finalmente Estados Unidos levantó el embargo que había impuesto a México para la exportación del atún. La excusa había sido que la flota atunera mexicana mataba delfines al pescar atún. Este embargo deprimió a la industria atunera. La producción mexicana de atún actualmente es el cuarenta por ciento de lo que era antes del embargo.
Dos observaciones:
1. Japón consume como alimento 300,000 delfines al año y nunca Estados Unidos lo ha denunciado. La población de delfines en el Pacífico templado es de cuarenta millones de ejemplares con un crecimiento de una cría por año de cada hembra. Es evidente que la caza de 300,000 ejemplares al año de ninguna manera pone en peligro la especie.
2. Es curioso cómo Estados Unidos impone un embargo por la pesca accidental de delfines, pero su preocupación ambientalista no se extiende a los millones de atunes que se pescan cada año.
De hecho, el embargo lo impuso un juez federal americano a petición de los atuneros americanos para eliminar la competencia del atún mexicano, que se vendía a mejor precio que el atún americano.
Por el momento, México ha ganado la batalla, pero es posible que la lucha continúe con nuevas argucias del lado americano.
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Una de las peores manifestaciones del subdesarrollo es la economía informal. Permite la subsistencia de millones de personas, pero resulta una carga enorme para las naciones. La economía formal tiene que soportar la disminución de ventas que provocan los precios de la economía informal ya que ésta se alimenta, en gran parte, del contrabando y del robo y no paga impuestos.
Además las ventas informales se hacen en las zonas comerciales de las ciudades donde están establecidos los negocios formales, llegando en ocasiones a impedir el acceso de la clientela a las tiendas establecidas.
En América Latina la distorsión del comercio por el ambulantaje es muy grave, pues en países como Honduras o Perú la actividad informal representa el 60 por ciento de todo el comercio. Y aunque México está en el fondo de la tabla con Chile, el comercio informal en estos dos países es el cuarenta por ciento de toda la actividad comercial.
Progresivamente como el ambulantaje provoca corrupción, cacicazgo, enriquecimiento de los líderes, es un sector fácilmente manipulable políticamente y es una cantera para la obtención de votos en las elecciones, lo que provoca la defensa de esta lacra social, por parte de partidos políticos, que se oponen a que se hagan los cambios estructurales necesarios, para eliminar esta situación. Cualquier esfuerzo o planificación que hagan los gobiernos federales, estatales o municipales para formalizar este sector es una lucha por el futuro de México.
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De acuerdo con las proyecciones de los especialistas, en México habrá este año 2003 una oferta de trabajo de 525,000 plazas nuevas. Estamos lejos todavía del millón doscientas mil plazas que se necesitan cada año para cubrir la demanda de los jóvenes que se incorporan al mercado de trabajo.
Según el INEGI los puestos de trabajo fueron 12’500,000 en el 2000; bajaron a 12’165,000, en el 2002 fueron 12’430,000 y para el 2003 se esperan 12’960,000.
Se está comenzando a hablar de un repunte importante de la economía americana, si esta tendencia se solidifica, su repercusión en México sería favorable y puede incidir positivamente en un aumento de la oferta de puestos de trabajo.
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El peso ha perdido el siete por ciento de su valor con relación al dólar. En otras ocasiones una devaluación así hubiera causado pánico. Esta vez la economía sigue funcionando normalmente.
¿Qué es lo que está pasando?
Hemos tenido, en los dos últimos años inversión directa de 36 mil millones de dólares (incluyendo los 12,500 millones de la venta de Banamex). Las reservas de México rebasan los 45 mil millones de dólares. La demanda de divisas está de acuerdo con las necesidades de exportación y de importación. O sea que la macroeconomía del país es sana.
La poca demanda extra de dólares explica que aunque la inflación en México es superior a la de Estados Unidos, durante meses el tipo de cambio prácticamente no se movió. Al no haber demanda extraordinaria de divisas, el resultado fue una sobrevaloración del peso que paulatinamente lo fue haciendo menos competitivo para las exportaciones, los productos mexicanos se iban haciendo progresivamente más caros.
Sin intervención del Gobierno ni presión del Banco de México, la tendencia ya se revirtió y el peso, en el libre mercado, está iniciando un deslizamiento hasta llegar, en un futuro no muy lejano, a su verdadero valor. La tranquilidad con que se ha tomado este deslizamiento del valor del peso, es prueba de que no hay en el horizonte ningún peligro de crisis.