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Washington, EU.- El Banco Mundial se pronunció hoy por una nueva evaluación sobre la industria agrícola mundial, como parte de la estrategia global para reducir el hambre y estimular el crecimiento económico de las próximas décadas.
De acuerdo con la institución, la evaluación es necesaria para impulsar el gasto público en la investigación y el desarrollo de nuevas técnicas que permitan mejorar el desempeño de este crítico sector, en particular en los países con menos desarrollo.
El científico Robert Watson, Director del Departamento de Sustentabilidad Medioambiental y Social del Banco, indicó que resulta imperativo que el sector público mantenga el apoyo al desarrollo y la investigación del sector agrícola los próximos años.
?En las últimas décadas la ciencia agrícola y la tecnología casi ha desaparecido de la agenda pública, y si la inversión privada ha crecido, las investigaciones que ha apoyado se han concentrado en los mercados de los países desarrollados?, dijo.
Bajo la propuesta del banco, la nueva evaluación estudiaría las implicaciones económicas, sociales y ambientales de las alternativas tecnológicas en producción orgánica y biotecnológica.
De igual forma evaluaría medidas para minimizar la generación de desechos y la contaminación, además de identificar usos más efectivos de los recursos naturales.
La institución multilateral señaló que el objetivo último de este esfuerzo es reducir la pobreza y el hambre de una manera que preserve la delicada base de recursos naturales del mundo.
La propuesta ocurre después que representantes de bancos de desarrollo, gobiernos, científicos, representantes de consumidores y agricultores de países ricos y pobres, se reunieran en Irlanda en noviembre para discutir la situación del campo. Convocada por el Banco, la reunión fue resultado del proyecto acordado el otoño pasado en Johannesburgo, Sudáfrica, en ocasión de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible. Los beneficios de un mayor gasto a la investigación agrícola y el mejoramiento de técnicas fueron evidentes en la ?Revolución Verde? entre 1960 y 1970, que permitió modernizar la modernización del campo y elevó la producción y el ingreso de los agricultores.
El Banco recordó cómo en regiones del noreste de México, la introducción de variedades mejoradas de trigo incrementaron los volúmenes de producción de manera dramática, gracias a una mejor respuesta a la irrigación controlada y el uso de fertilizantes.