EL PAÍS
BASORA, IRAQ.-El viejo mercado de pescado de Basora está lleno de basura y la mercancía apenas puede verse a través de una nube de moscas. El hedor es insoportable. Un poco más allá, en una galería, el género tiene mejor aspecto y está cubierto de hielo. Son peces que vienen del golfo Pérsico, a 50 kilómetros de la ciudad más importante del sur de Iraq , de 1.2 millones de habitantes. “Basora fue maravillosa y había de todo”, dice Abú Salá, que regenta uno de los comercios. Antes los pescadores salían del puerto de la ciudad, de amplia mayoría shiita. Ahora, a causa de la cantidad ingente de barcos hundidos durante las sucesivas guerras, está inutilizado.
La única ventaja que tienen los británicos a la hora de imponer el orden en Basora con respecto a los estadounidenses en Bagdad es que las cosas llevan mucho tiempo a la deriva. Cuando se pregunta por los cortes (o la ausencia) de luz y de agua, la respuesta habitual es: “Antes también los había”. Pero la situación no es sencilla. El general de brigada Graham Grinns, comandante de las ratas del desierto en la zona, habló abiertamente la semana pasada de la posibilidad de que se produzca una rebelión si las cosas no mejoran. En el terreno político se han realizado avances -ha sido elegido un Consejo local con poderes limitados dirigido por el jeque Mzahem y un ex diplomático danés convertido al islam, Ole Woehlers Olsen, ha sido designado administrador de la ciudad por las fuerzas de ocupación-, pero su reflejo en la realidad es mínimo. Las comisarías conjuntas británico-iraquíes son un ejemplo muy claro de la lentitud de los progresos.
El 22 de septiembre de 1980, cuando empezó la guerra entre Irán e Iraq . Desde entonces, todo ha sido deterioro y muerte. Tras el final del conflicto con Teherán, en 1988, llegó la guerra del Golfo y luego, en marzo de 1991, la rebelión shiita y la salvaje represión de 1991, que se prolongó, con un implacable castigo económico del régimen baasista, hasta la guerra actual. Basora estuvo sitiada por las fuerzas británicas entre el 22 de marzo y el siete de abril. El Reino Unido sigue teniendo 25,000 hombres en la zona.
“Todo empezó durante la guerra con Irán”, afirma Abú Sala, quien recuerda la ciudad de su infancia como uno de los puertos más bellos de Oriente Próximo. El hecho de que Sadam Husein pueda estar todavía vivo, sigue provocando temores entre la población. “De él no hemos visto nada bueno”, agrega. “Sadam no tiene piedad”, señala un vendedor de gallinas, Haider Mohamed, de 29 años.
La guía Bradt de Iraq , publicada en 2002, dice que Basora, la ciudad de Simbad el Marino, fue comparada “durante cientos de años con Venecia y Amsterdam” por su “espectacular arquitectura” y por sus canales, que ahora son una fuente maloliente de infecciones y de cólera endémico en una localidad en la que, actualmente, la mitad de sus habitantes carecen de agua potable. Su famoso paseo marítimo es una sucesión de barcos que llevan años sin moverse y el puerto industrial está cerrado. El viejo Basora se cae a pedazos y no queda una muestra de su famosa arquitectura.