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Beatriz Paredes, Presidenciable

Gabriel Bauducco

Cuando era presidenta de la Cámara de Diputados y coordinadora parlamentaria del Partido Revolucionario Institucional, le tocó contestar el primer informe presidencial de Vicente Fox y Beatriz Paredes comenzó a construir su propia leyenda de austeridad política. Y fue porque obvió lo que todo mundo esperaba: que sacara a relucir su amargura por la derrota que había sufrido el PRI nueve meses antes.

Algunos analistas no dudaron afirmar que Paredes se había convertido en un elemento valioso, pero no para el nuevo presidente panista, sino para el consenso de todos los partidos en la Cámara. Sin embargo, ella tampoco titubeó al asegurar que muchas de las ofertas de la campaña del PAN no habían correspondido a las definiciones, a los resultados del gobierno, pues.

Y ahora, cuando Elba Esther Gordillo –de las cabezas del PRI a nivel nacional- enfrenta uno de sus peores momentos políticos, Paredes aparece como la figura fuerte de ese partido. Incluso, hay quienes ven en ella un personaje tan bien armado, que hasta la imaginan en la presidencia del país. Desde luego, hay quienes también hablan de ella casi-casi como de una de las muertas políticas de este país.

Cuando en enero de 1987 asumió la gobernación de Tlaxcala, fue la primera mujer en hacerlo en ese estado y la segunda en toda la nación.

Beatriz Paredes ya dejó la presidencia de la Cámara Baja y en agosto también dejará su banca de diputada. Entonces, llegó la hora de apostar.

La gente se pregunta qué va a pasar con usted después de agosto, cuando acabe su mandato como diputada.

¡Qué cosa! (hace una pausa)... me sorprende mucho que la gente se pregunte eso. Me hace tener la sensación de que hay una sobrevaloración de los puestos. Y poca profundización sobre las misiones. Yo espero trabajar con mucha intensidad en la legislatura hasta que concluya este período. Diría que con mayor intensidad que cuando fui Presidente de la Cámara.

¿Por qué?

Porque voy a poder dedicarme más a los proyectos que tienen que ver con mis afinidades personales. Hasta ahora estuve trabajando fundamentalmente para cuidar la institucionalidad. Creo que mi aportación –si es que hubo alguna- fue ésa. Sobre todo en una etapa muy compleja de la vida del país. A mí me interesa mucho la cultura, la capacitación, la educación de adultos. Ahora me voy a concentrar en eso. También es cierto que a mí me gusta mucho el debate. Y como presidente de la Cámara uno tiene que representar una institución. Además, terminando la legislatura hay un montón de cosas qué hacer. Y no están ligadas a las posiciones, sino a la vida. Nunca he definido mi vida en función de las posiciones.

¿Y las posiciones en función de la vida?

Tampoco. Las posiciones estuvieron ligadas a las posibilidades de incidir en la realidad para transformarla. Creo en el poder como un medio, no como un fin. Así es que por todo eso, es que no entiendo que la gente se pregunte qué va a pasar conmigo a partir de agosto.

Será porque mucha gente piensa en usted como una candidata presidenciable.

Le agradezco a quienes piensan eso. Pero la futura presidencia está muy lejos. Antes que pensar en el futuro presidente. La recuperación económica es indispensable y sobre todo la generación de empleos. Es muy preocupante ver que los jóvenes que salen de las universidades no tienen dónde ejercer sus profesiones. Es indispensable inventar nuevas formas de hacer las cosas. Yo estaré en eso, sumándome, encabezando, cooperando, lo que sea. Me importa más el proyecto que la posición que yo vaya a ocupar en él.

Me cuesta creerle cuando dice que todavía no sabe qué va a hacer.

Es que sé: voy a dedicarme a profundizar mi conocimiento sobre América Latina. Soy una persona dedicada a seguir algunos procesos, como el brasileño. Colaboraré con los candidatos de mi partido. Hay un millón de cosas que hacer.

Sobre todo en su partido, que se encuentra en un momento delicado.

Mire... creo que el PRI, bajo la conducción de la nueva dirigencia nacional, está avanzando para obtener triunfos electorales. Hay resultados en algunas partes del país que muestran una buena recuperación del partido. Eso quiere decir que hay eficaces operadores. Finalmente, un partido se constituye con el objetivo de ganar elecciones. El problema del PRI –como en otros partidos en México- es que la sociedad no se siente representada en ellos. Se están volviendo espacios de sus militantes y sus familias. Esto nos obliga a pensar si los partidos son el cauce contemporáneo para canalizar la expectativa social. Me parece que ése es el verdadero tema.

¿Ha pensado que llegó la hora de volver a la política no partidaria?

Es un asunto que tengo que valorar. La verdad, tengo que valorarlo...

Tenga cuidado con lo que dice, los del PRI van a pensar que quiere irse.

Mire (hace una pausa)... los del PRI saben que yo haré las cosas que considere convenientes en el momento oportuno.

¿Lo dice porque no se lleva bien con la dirigencia nacional (a cargo de Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo)?

No. Yo tengo una relación respetuosa con la dirigencia nacional.

Pero no amistosa.

Una relación respetuosa a veces es mucho más útil.

Le digo que no tiene una relación amistosa porque, por ejemplo Elba Esther Gordillo, no dice cosas muy amigables de usted.

Generalmente, yo leo las cuestiones que son importantes. Y las cosas que dicen de mí en entrevistas que no tienen otro sentido más que la competencia, no son relevantes.

Según entiendo, alguna vez ustedes tuvieron una relación más cercana.

Yo tengo, con la profesora Elba Esther Gordillo, una larga historia de compartir militancia y algunas coincidencias importantes respecto del desarrollo del país y otros temas. Me parece que es una mujer polémica, pero sin duda significativa en la vida del país.

Está contestándome con formalidades, pero eso no me responde. ¿Qué pasó entre ustedes?

Lo que pasó fue la competencia política en un proceso interno. Cada quién vive las competencias de la manera que puede vivirlas. Para mí fue una competencia y es una historia que ya pasó.

¿Se siente bien con su cuerpo?

Sí (se ríe otra vez)... fíjese que si no me dicen que estoy gorda, pues... ¡no me doy cuenta! Porque además, afortunadamente no me afectó en cuestiones de salud. Yo soy de esas personas que se ponen a dieta el lunes y el miércoles ya lo reconsideran. Tiene que ver con que no fui una niña o una joven gorda. Sé que estoy, pero no soy, no fui. No hago grandes dietas, no le presto atención a eso.

Pero eso sí le importaría cuando fue adolescente y quería tener un amor.

Sí, fui muy noviera... una muchacha muy noviera. Y después empecé a involucrarme en las cuestiones sociales, en las cuestiones agrarias. Me parece que cuando la política y la lucha se vuelven tu prioridad, pues realmente resulta muy absorbente.

¿Quiere decir que desde entonces abandonó al amor?

No, el amor es una constante. Pero no es mi prioridad.

Qué triste. Pienso que su pareja debe estar muy triste.

Es que no estoy con nadie en este momento. Vivo sola, con mi mamá, en San Ángel Inn.

Entonces, su relación más larga es con la política. Ha pasado por muchos cargos políticos. Por eso Elba Esther Gordillo dice que usted es producto de los dedazos de algunos presidentes.

No me resulta relevante lo que ella dice, verdaderamente. Ya le dije, eso se dio en el marco de una competencia y cada uno optó por un discurso... que yo no comparto. La descalificación no es mi estilo de hacer política. Y por otro parte estoy muy segura de las características, las cualidades y las limitaciones de mi quehacer político. Hay quienes opinan como la profesora. Hay quienes opinan diferente. Gané seis elecciones. Nunca perdí ninguna constitucional. Mi biografía responde.

¿Ha pensado en cambiar de partido?

No. No es un tema en el que haya pensado.

¿Ha pensado en dejar el PRI?

Tampoco es un tema que haya pensado.

¿Y si yo la obligara a pensar en eso?

Yo (sonríe)... yo no sería capaz de pensar tan rápido.

¿Cree usted que hubo un cambio en el país al cambiar el partido en el gobierno?

Creo que cambiaron muchas cosas. Aunque no estoy segura de que el sistema político las entienda. Pero el país es un país distinto.

Debe ser muy frustrante para alguien que hace política estar en un sistema que no comprende los cambios del país.

Es un desafío más que una frustración.

Si fuera posible que el próximo presidente de México fuera mujer, ¿a quiénes ve en la lista de candidatas?

Hay mujeres como Dulce María Sauri, María de los Ángeles Moreno, Rosario Robles, la profesora Elba Esther, Amalia García, la señora Fox.

¿Cree que Marta Sahagún puede ser presidente?

Sí, me parece que es una mujer inteligente. Alguna de las secretarias del gabinete también podrían estar en la lista, con un proceso de maduración previo.

¿Cree que Vicente Fox es un buen presidente?

Creo que...

Lo está pensando, diputada.

Creo que generó muchas expectativas. Y es un Presidente para el cual el ejercicio gubernamental ha resultado sumamente complejo.

Qué elegantes son sus respuestas. Me pregunto en qué piensa usted cuando hace una autocrítica.

Soy absolutamente autocrítica. Profundamente. Excesivamente, dirían algunos de mis colaboradores.

Eso está al borde de la neurosis, diputada.

Puede ser (se ríe)... puede ser. Mujeres al borde de un ataque de nervios, decía Pedro Almodóvar. Pienso en no distraerme en lo trivial, por eso soy muy mala para que me entrevisten. Pienso en no enredarme en las cosas menores.

No sea torturada, diputada.

Mejor (se ríe mucho) dígame: “no sea franca, diputada”.

¿El próximo presidente de México puede ser mujer?

Sí, creo que están las condiciones dadas para eso. Porque la mujer está teniendo cada vez más lugar, porque muchos hogares mexicanos están presididos por mujeres y porque el proceso migratorio hizo que muchas mujeres se incorporen masivamente al trabajo.

Diputada, ¿por qué cuando hizo la lista de mujeres presidente no se incluyó?

Porque a mí no me corresponde. Fíjese que no me he pensado en ese lugar.

Está pecando de modesta.

No, estoy siendo realista. Me gustaría mucho construir posibilidades de transformar a este país. Y eso no siempre se consigue desde la presidencia.

Además de su sueldo de diputada, ¿de qué vive usted?

Del alquiler de mi casa de Tlaxcala y de algunos de los terrenos que me dejó mi papá en el mismo lugar.

Lo digo porque, a partir de agosto, tendría que buscar trabajo.

De todos modos saldré a buscar trabajo.

¿Y de qué va a buscar?

De cantante, podría ser.

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