EL PAÍS | AGENCIAS
GUATEMALA, GUATEMALA.- Óscar Berger y Álvaro Colom parecían encaminados ayer a disputar la presidencia en una segunda ronda en diciembre debido a que estaban distantes de alcanzar el 50 por ciento de los votos, según avanza el escrutinio de los sufragios.
Con el 64 por ciento de las ocho mil 885 mesas receptoras de votos escrutadas ayer, Berger, candidato de la Gran Alianza Nacional (GANA), aparece con un 38 por ciento de los votos de las elecciones celebradas el domingo, y Colom, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), tiene 28 por ciento.
El ex dictador Efraín Ríos Montt, del Frente Republicano Guatemalteco (FRG), partido gobernante, tiene un 17 por ciento.
Para Berger, que en el primer escrutinio sumaba cerca del 50 por ciento de la votación, se aleja de la posibilidad de ganar en la primera ronda, y ya anunció que prepara la estrategia para buscar un acercamiento con la población en regiones alejadas de las grandes urbes, alianzas y apoyos de otras agrupaciones para la segunda vuelta.
Si ninguno de los postulantes logra la mitad más uno de los sufragios válidos, los dos candidatos más votados el domingo irán a una segunda ronda electoral el 28 de diciembre para elegir al nuevo Presidente que asumirá el mando el 14 de enero del 2004.
Berger, que dijo estar seguro de ganar en la ronda final, declaró que en estas votaciones los guatemaltecos han demostrado que no creen en las “campañas de mentiras” de sus adversarios y aseguró que “votarán por GANA y su equipo de líderes honestos”.
Berger es un abogado de 57 años que por segunda vez consecutiva busca la presidencia, postulado por una coalición de tres partidos apoyados por los grandes empresarios.
Por su parte Colom, que ya se considera dentro de la segunda ronda, adelantó que lo primero que hará es reestructurar su equipo de campaña.
“Será un equipo distinto, tanto por el cansancio, como también por que será una situación diferente”, manifestó Colom, un ingeniero industrial y sacerdote del rito maya de 52 años.
Colom que cuando comenzó la campaña estaba muy abajo en las encuestas, dijo que se están cumpliendo sus proyecciones y advirtió que con Berger “vamos a estar en un empate técnico”.
“El general”
pierde inmunidad
Como líder del FRG en el Congreso, Ríos Montt tenía inmunidad parlamentaria que lo amparaba de las acusaciones de delitos de lesa humanidad, pero su periodo termina en enero y un grupo de sobrevivientes de la guerra se prepara para iniciar un juicio en su contra bajo acusaciones de genocidio.
Cerca de 200 mil personas murieron o desaparecieron durante la guerra civil de 36 años entre rebeldes de izquierda, que finalizó con acuerdos de paz en 1996, y una serie de grupos de derecha vinculados al Gobierno.
Los guatemaltecos están divididos sobre si los crímenes de la guerra deben ser castigados o no. Algunos prefieren que sean olvidados por temor a que los juicios polaricen al país, pero otros insisten en que debe haber justicia.
Las elecciones del domingo transcurrieron en forma pacífica, a pesar de que durante la campaña 30 personas fueron asesinadas en distintos incidentes.
Los guatemaltecos acudieron masivamente a las urnas, en su mayoría aparentemente con el intento de sacar del poder al gobernante Frente Republicano Guatemalteco (FRG), acusado de corrupción y que presentó como candidato a Ríos Montt, quien encabezó una dictadura en 1982-1983.
Aunque su partido dijo que aún no habían sido contados los votos del interior del país, donde tiene fuerte apoyo, analistas dijeron que el ex dictador, conocido simplemente como “El general”, estaba muy lejos de quitar el segundo lugar a Colom para poder ir a la esperada segunda.
Ejército millonario
en un país empobrecido
El próximo Presidente de Guatemala heredará un país controlados por las elites más ricas, con una precaria institucionalidad democrática y un Ejército que recibe las mismas millonadas que en tiempos de guerra. Acusan ese desequilibrio en las partidas presupuestarias los programas de educación, salud y alimentación, incapaces de atender las demandas de un país con el 80 por ciento de sus once millones de habitantes en la pobreza y tres millones de desnutridos, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El Gobierno argumenta que ha conseguido la estabilidad macroeconómica y que los grupos económicos más poderosos no permitieron una reforma fiscal que hubiera conseguido aumentar la recaudación y la inversión social.
Jaime Arimany, directivo de la Cámara de Industria, imputa a la administración saliente todas las culpas. “Nos deja con extrema pobreza y un país deteriorado. El resto del nuevo presidente y su equipo es combatir el crimen organizado, la corrupción, la impunidad y buscar el diálogo entre todos los sectores”.