SALTILLO, Coah.- Un lamentable, bochornoso y hasta cómico espectáculo se registró ayer en la sesión del Congreso del Estado, originado por la evidente incapacidad y aturdimiento del presidente en turno de la Mesa Directiva de la legislatura, Fernando de la Fuente Villarreal, diputado del PRI, quien llegó a violar dos veces el reglamento interno del Congreso, al interrumpir sendas votaciones, para tratar de “corregirlas”, según su criterio.
A punto estuvieron los diputados del PAN y del PRD de abandonar en masa, la sesión del pleno al ver la serie de errores y violaciones cometidas por de la Fuente Villarreal, ante el estupor de panistas, perrredistas, público, y la prensa; y ante la desesperación de los priistas, imposibilitados para defender lo indefendible.
DISCUTEN POR LA LEY DE TRANSPARENCIA
La discusión y falta de acuerdos entre los diputados del PAN y del PRD y los del PRI, sobre la necesidad de aprobar a la brevedad posible la Ley de Acceso a la Información Pública, rebasó de plano al presidente de la Mesa Directiva.
Tres legisladores presentaron las posturas y propuestas de sus partidos, en torno a la necesidad de que Coahuila cuente con la citada ley. Por el PRI, Hilda Flores Escalera; por el PRD, Mary Thelma Guajardo Villarreal, y por el PAN, Luis Fernando Salazar Fernández.
Flores Escalera, en su intervención propuso que el oficial mayor del Congreso, Alfonso Martínez Pimentel, fuera quien señalara a los legisladores cuáles ordenamientos sería necesario reformar como consecuencia de la creación de la Ley de Transparencia.
La diputada del PAN, Karla Samperio Flores, dijo que eso no era posible que el oficial mayor diera instrucciones a los diputados sobre cuáles reformas elaborar, por que no es su tarea, ya que su función es meramente administrativa. Consideró que quienes deben tomar la decisión sobre las leyes a modificar, son los propios diputados.
Esto desató una guerra verbal. Unos defendiendo la intervención del oficial mayor, y otros rechazándola. La perredista Beatriz Granillo Vázquez, preguntó con sorna a los del PRI, si Martínez Pimentel es el diputado 36; es decir, uno más de los 35 que conforman la legislatura.
DEL BAÑO, A LA TRIBUNA
La discusión se extendió. No se llegaba a acuerdos. Al presidente de la mesa se le hacía “bolas el engrudo”. A la hora de votarse una de las propuestas, interrumpió la votación para concederle la voz a un diputado de su partido. Los panistas y perredistas, se levantaron de sus asientos ya gritos reclamaron que no se podía interrumpir la votación, y que una vez emitido el voto no podía volverse a votar.
Desesperado, de la Fuente no sabía a quien hacerle caso. En eso a espaldas de su silla instalada en la presidencia, pasó rumbo al baño el diputado Salomón Juan Marcos Issa. Al verlo de reojo creyó que el ex alcalde de Torreón se levantaba para hacer uso de la palabra, y de pronto, ante el asombro de todos, dijo: “Tiene la palabra el diputado Salomón Juan Marcos”.
Esto fue el acabóse. En el ceremonioso salón de sesiones todo mundo reía; arriba en las curules y abajo en el público. Los fotógrafos de prensa se daban gusto.
Sorprendido, Marcos Issa, tuvo que hacerle frente a la situación para no hacer quedar mal a su compañero de partido, y salió bien al quite.
Al fin llegó la votación. El tablero electrónico de votar, era un juego de luces, parecía marquesina. Ya nadie sabía ni por qué o por quién votar. Sólo se veían los foquitos naranjas, verdes y rojos prenderse y apagarse, pues el presidente de la mesa primero pedía votar una cosa y luego otra.
Panistas y perredistas, acusaron a los del PRI de manipular la votación.
De la Fuente Villarreal, nervioso, volvió a equivocarse al darle la palabra a otro legislador: “Tiene la pantalla el dip....perdón...tiene la palabra”.
Ante tantos errores, el PRI optó por hacer valer su mayoría, y por la vía del voto rechazó todas las propuestas de sus opositores e hizo valer las suyas.
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