A propuesta del diputado local de la Unidad Democrática de Coahuila, Evaristo Pérez Rivera, se aprobó en el Congreso Local una propuesta para que a nivel federal se elabore y suscriba un pacto de civilidad entre todos “los actores políticos del país”, con el fin de elevar el nivel de las campañas políticas que están ya en proceso y que habrán de concluir el próximo mes de julio, a fin de renovar la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
No se puede negar que es este un buen intento por constreñir a candidatos y partidos a que se comporten dentro de un marco de civilidad, pues lo común es que se alejen de los principios y propósitos que deberían normar toda contienda electoral, adentrándose en el campo de la injuria, la descalificación sistemática y las imputaciones personales, con lo que lejos de atraer la atención de los electores acaban por perderla.
Sin embargo, es de dudarse que esta propuesta llegue a ser tomada en cuenta en las instancias nacionales, pues además de que los candidatos suelen conducirse de acuerdo a sus muy personales intereses, así como a las circunstancias particulares que privan en el distrito en el que compiten, las mismas dirigencias de los partidos nacionales acostumbran recurrir a las diatribas como una forma de lograr notoriedad ante la ciudadanía.
No obstante ello, cuando menos en el caso de nuestra entidad, sí sería conveniente que se impulsaran acuerdos específicos con la finalidad de que los candidatos divulguen, ponderen y confronten sus propuestas de campaña en vez de denostar al contrario, exhibir las deficiencias gubernamentales de acuerdo a sus conveniencias o recurrir a hechos del pasado para sustentar sus propuestas. Porque eso, al final de cuentas, desalienta a los electores e impulsa el abstencionismo.