Washington, (EFE).- El presidente de EEUU, George W. Bush, emplazó hoy al líder iraquí, Sadam Hussein, y a sus hijos para que abandonen Iraq en un plazo de 48 horas o afronten una guerra que ponga fin a su régimen.
"Sadam Hussein y sus hijos deben abandonar Iraq en 48 horas. El no hacerlo acarreará un conflicto militar", afirmó Bush esta noche en un discurso televisado al país.
En su discurso, Bush justificó la necesidad de actuar en Iraq para conseguir el desarme del régimen de Sadam Hussein, y aseguró que EEUU "tiene la autoridad soberana para garantizar su seguridad".
El Presidente indicó que "es demasiado tarde" para que Sadam Hussein siga en el poder y aseguró que "el Consejo de Seguridad de la ONU no ha estado a la altura de sus responsabilidades, pero nosotros estaremos a la altura de las nuestras".
El presidente, comandante en jefe de los 250.000 efectivos concentrados en las fronteras de Iraq, dijo al pueblo iraquí que "el día de vuestra liberación está cercano".
Tras asegurar que se está "en los días finales de la decisión", Bush reiteró que el régimen iraquí representa un peligro para EEUU y afirmó que "la seguridad del mundo requiere desarmar a Sadam Huseín ahora".
En este sentido, el presidente subrayó que se está construyendo una "amplia coalición" preparada para llevar a cabo las "justas demandas" del mundo.
El presidente advirtió de que la guerra puede representar actos de represalia contra EEUU tanto dentro como fuera del país y por tanto ha ordenado que se incrementen los niveles de seguridad tanto en los aeropuertos como en otros lugares del país.
"Estos ataques no son inevitables, pero sí son, sin embargo posibles", dijo Bush quien aseguró que EEUU "no se dejará intimidar por los matones y asesinos".
El presidente subrayó que "no podemos vivir bajo la amenaza del chantaje", y aseguró que "la amenaza para EEUU y para el mundo disminuirá en el momento en el que Sadam Husein sea desarmado".
El Gobierno de EEUU aumentó el nivel de alerta contra el terrorismo, inmediatamente después del discurso de Bush.
El nivel de alerta fue elevado a "naranja", desde "amarillo", debido a una creciente amenaza de atentados terroristas durante una posible guerra contra Iraq.
Bush emitió su ultimátum luego de que los aliados en la ONU se negaron a respaldar una resolución que autorizara el uso de la fuerza. La derrota diplomática obligó a Bush a avanzar hacia la guerra acompañado por Gran Bretaña, España, Australia y un puñado de naciones integrantes de la autorirulada "coalición de los dispuestos".