REUTERS
PRETORIA, SUDÁFRICA.- El secretario norteamericano de Estado, Colin Powell, defendió ayer la justificación del gobierno de Washington para la guerra contra Iraq, descartando que los estadounidenses fueran engañados o mal informados y dijo también que el presidente Bush no tenía que pedir disculpas por haber hecho esas declaraciones, informaron ayer portales de agencias noticiosas norteamericanas.
Powell dijo que cualquier sugerencia sobre ello sería una “conclusión incorrecta, exagerada e hiperelaborada”.
Una declaración del presidente George W. Bush en su discurso sobre el estado de la Unión del 28 de enero de que Iraq intentaba comprar uranio de África desató una controversia, ya que resultó basada en información falsa de los servicios de inteligencia.
Powell, quien presentó el caso de Estados Unidos contra Iraq en las Naciones Unidas ocho días después del discurso de Bush, no repitió la acusación, pero dijo que en el momento en que el mandatario pronunció el discurso era una declaración apropiada y pareció sugerir que la falta de veracidad recaía sobre servicios de inteligencia que no especificó.
“No hubo esfuerzo o intento por parte del presidente o de alguien más de desinformar o engañar al pueblo estadounidense”, dijo Powell a los periodistas que viajan con Bush para cubrir la gira del mandatario por Africa. “El presidente presentó (al público estadounidense) lo que pareció ser una declaración razonable en ese momento”, agregó el secretario de Estado.
“Sin embargo, pensar que de alguna forma nos salimos del camino para insertar esta sola declaración en el discurso (del estado de la Unión) con el propósito de desinformar y engañar al pueblo estadounidense es una “conclusión incorrecta, exagerada e hiperelaborada”.
Bush declinó el miércoles responder a una pregunta sobre si lamentaba haber hecho la declaración, pero dijo que consideraba que Iraq tenía armas de exterminio y se sentía cómodo con la decisión que había hecho de enviar las tropas a derrocar a Saddam Hussein.
Hasta el momento, las fuerzas estadounidenses y británicas no han hallado armas de exterminio en Iraq.
Los servicios de inteligencia de Italia circularon informes sobre documentos relacionados con la presunta compra de uranio en Africa -no los documentos en sí- a otras agencias de gobiernos occidentales a principios del 2002, que fue supuestamente como Estados Unidos y Gran Bretaña conocieron de su existencia.