AGENCIAS
ANNANDALE, EU.- El presidente George W. Bush fustigó ayer a quienes lo acusan de exagerar o distorsionar informaciones sobre las armas iraquíes para justificar la guerra, aseverando que lo importante es que "el pueblo iraquí está libre".
"Sé que hay muchos que desean imponer un revisionismo histórico. Pero él ya no es más una amenaza para el mundo libre", dijo Bush en una facultad de los suburbios de la capital del país, refiriéndose a Saddam Hussein.
Han pasado más de dos meses desde que Estados Unidos invadió Iraq y no ha surgido ninguna prueba convincente de que el país árabe tenía armas de destrucción masiva, el principal pretexto esgrimido por Bush para ir a la guerra.
Ello ha suscitado sospechas en el mundo entero de que el gobierno de Washington inventó o distorsionó los informes de inteligencia sobre las armas a fin de justificar una invasión.
El portavoz de Bush, Ari Fleischer, dijo a los periodistas que el presidente aún piensa que esas armas existieron.
Cuando le preguntaron qué quiso decir Bush con "revisionismo histórico", Fleischer dijo: "Es la idea de que Saddam Hussein no tenía armas de destrucción masiva antes de la guerra".
Sin embargo, el portavoz se negó a precisar a quién se refería Bush cuando hablaba de revisionistas, afirmando que si el presidente no lo hizo, él tampoco lo iba a hacer.
Ayer fue el segundo día consecutivo en que Bush defendió los fundamentos que esbozó para comenzar la guerra en Iraq.
Por otra parte, Tony Blair sufrió ayer un ataque demoledor durante las dos primeras sesiones públicas de los Comunes sobre los informes en los que se basó el Gobierno británico para justificar la necesidad de atacar Iraq. Los ex ministros Robin Cook y Clare Short, que abandonaron el Gabinete en protesta por la guerra, se refirieron a esos informes como “un error”, “espectacular autogol” o “burda imitación”.
Los dos ex ministros abrieron así la investigación que ha puesto en marcha la Comisión de Exteriores de los Comunes para dilucidar si el Gobierno manipuló la información de los servicios secretos para justificar la guerra. Y en particular por qué uno de los dos informes sobre Iraq publicados con gran fanfarria en septiembre de 2002 y enero de 2003 sobre Iraq aseguraba que Saddam Hussein podía desencadenar un ataque nuclear en 45 minutos, que el tiempo ha demostrado que no era verdad.
La investigación de este comité es limitada, pero sus sesiones son públicas y televisadas en directo. Quizá por ello tanto Blair como su director de comunicación, Alastair Campbell, han declinado la invitación a comparecer. En cambio, declararán ante el Comité de Inteligencia y Seguridad, nombrado por el primer ministro, que se reúne a puerta cerrada y somete sus conclusiones a censura antes de hacerlas públicas.
La ex ministra de Cooperación, que no dimitió hasta después de la guerra, dijo ayer que Blair decidió en verano pasado apoyar los planes militares del presidente de EU, George W. Bush, y que por eso se vio obligado a defender la causa de la guerra “con medias verdades, exageraciones y dando garantías de que eso no era verdad”, a sabiendas de que la guerra sería en la primavera de 2003.