En la convulsa Federación Mexicana de Futbol, donde los acuerdos duran la víspera, las puñaladas están a la orden del día y los intereses personales y de grupo superan a los deportivos, es menester mantener intacta la poca credibilidad que queda y por ello creo que abrirá un boquete la anunciada renuncia de Aarón Padilla a la Presidencia de la Comisión Disciplinaria.
Los pilares de credibilidad de la Federación han sido, tradicionalmente, dos Comisiones que deben actuar con transparencia y dar seguridad a los afiliados; tales son la Comisión de Árbitros y la Disciplinaria.
Como la vida se compone de contrastes y hasta en los hermanos hay diferencias, ambos órganos colegiados han tenido una actuación totalmente distinta.
Siendo las dos Comisiones Permanentes dentro del organigrama de la Femexfut e integradas por miembros que ejercerán su cargo en forma honorífica según lo establece el estatuto correspondiente, la Comisión de Árbitros ha caído en el descrédito desde que Edgardo Codesal tomó la batuta, quién, entre otras desgracias, cobra un salario, jugoso por cierto, por defender los intereses de los directivos, no de los árbitros pero eso, diría la nana Goya, es otra historia.
En cambio, Aarón Padilla recibió una desacreditada Comisión Disciplinaria y a base de un trabajo honesto, ajeno a intereses grupales y aplicando correctamente el Reglamento de Sanciones ha forjado la idea de que por lo menos en los castigos, hay justicia en nuestro futbol.
Obvio es que la citada Comisión está integrada por otros miembros cuya calidad moral está fuera de discusión pero ha sido el liderazgo del "ganso" el que ha permitido que, como dijo el poeta, crucen el pantano sin manchar su plumaje, en un medio donde el lodo parece ser hábitat natural.
En fin, Aarón Padilla se va y deja tras de sí diez años de trabajo honesto y capaz; deben tenerlo podrido la intriga palaciega y la falta de consensos entre federativos. Se rumora que su destino está en presidir algún equipo de Primera División, concretamente Jaguares de Chiapas, pero sea cual fuere su futuro, seguro estoy de que sabrá imprimir su sello personal.
Habrá que esperar acontecimientos y ver quién sucede a Padilla en ese importante cargo en el órgano sancionador de la Federación.
En otro orden de ideas, está a punto de iniciar otro torneo en el futbol mexicano y llama la atención, cuando hablamos de refuerzos, la cantidad de extranjeros de medio pelo que siguen llegando al futbol mexicano.
Quitando a Kleber, brasileño que ya jugó en Europa y que viene a Tigres y Damián Álvarez, argentino procedente de River Plate, y que jugará con Morelia, el resto de los importados no parecen ser la solución para sus equipos.
El futbol mexicano sigue siendo el paraíso de promotores, entrenadores vivales que piden jugadores por nombre y apellido y algunos directivos corruptos. Gracias a ello estamos llenos de "bultos" que nada aportan y tapan la salida de nuevos valores. ¡Ah! y eso sin contar a los naturalizados que se vienen por racimo. ¡Viva el futbol!.