CHICAGO, EU.- Independientemente de que avancen a la Serie Mundial, el timonel Dusty Baker y los Cachorros de Chicago han conseguido ya lo impensable: han dejado atrás su imagen de eternos perdedores en el beisbol.
Sin embargo, todavía tienen que romper una maldición.
Apenas hace unos meses, parecía obligatorio que cualquier elogio hacia esta novena se concentrara en aspectos ajenos al beisbol: desde el aprecio que tiene entre sus aficionados hasta el tierno cachorro de oso que su franela lleva estampada en las mangas, pasando por su actitud amigable hacia los rivales.
Hoy, lo importante es la determinación con la que Chicago juega a la pelota.
Tan sólo hay que observar la forma en que los lanzadores Mark Prior y Kerry Wood enfrentan a un toletero, incluso al poderoso Barry Bonds, o el modo en que Baker le ha gritado a managers rivales, como Tony LaRussa.
Estos Cachorros parecen más bien unos fieros osos.
"Hemos estado luchando contra esto todo el año. Cada vez que perdemos un juego, alguien saca a relucir algo negativo en la historia", dijo Baker ayer, un día antes que los Cachorros enfrenten a Florida en el sexto duelo de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional.
Los Cachorros ganan por 3-2 y con una victoria más llegarán a su primera Serie Mundial en 58 años. Prior enfrentará a Carl Pavano y Wood iría a la lomita si fuese necesario un séptimo encuentro.
Con el triunfo, los Cachorros tendrían también una oportunidad de ganar su primera Serie Mundial en 95 años. Jack McKeon dice que no se explica los motivos de esa larga sequía.
"No lo sé. No soy tan viejo. No he seguido al equipo tanto tiempo para ver lo ocurrido", dijo ayer el piloto de los Marlins, de 72 años. "En esto, la suerte es importante, y no sé nada sobre esta maldición o sobre la de (los Medias Rojas de) Boston... Supongo que si ustedes quieren creer eso, la maldición se cumple. Así que espero que todos crean que la maldición no ha sido conjurada".
Según la leyenda popular, Billy Sianis, dueño de una taberna llamada Billy Goat (macho cabrío), solía entrar al parque con uno de esos animales, para dar suerte al equipo. En la Serie Mundial de 1945, contra Detroit, P.K. Wrigley, dueño de los Cachorros, exigió que el animal fuera sacado del estadio, bajo el argumento de que olía mal.
La leyenda añade que Sianis dijo que si el macho cabrío era retirado del parque, éste nunca volvería a ser sede de una Serie Mundial.
Más que en historias, Baker quiere concentrarse en el juego, aunque sabe que muchos aficionados piensan inevitablemente en el pasado de los Cachorros.
"Ellos no pueden hacer nada para cambiar el pasado", dijo Baker. "La otra noche estaba observando un partido, y en medio de un par de innings, una cabra comenzó a correr por la calle. Creo que es lo más loco que he visto en mi vida... Es algo para reírse o para no prestar atención".