El presidente de la Asociación de Hoteles y Moteles de Durango, Martín Gamboa Silva, reconoció que el arranque de año para este sector es difícil, luego de que en el último trimestre de 2002 la actividad hotelera padeció uno de los niveles de ocupación más bajo de los últimos siete años, como resultado de la recesión económica en la que se encuentra inmerso el país y de la que no escapa el estado.
Mencionó que la situación de ese sector no es halagüeña, porque al cerrar 2002 se tocó fondo en materia de ocupación, de tal forma que existieron hoteles que por el desplome de su actividad no obtuvieron recursos para la operación elemental de la empresa. Añadió que frente a esa situación, las expectativas para 2003 no parecen mejorar mucho.
Indicó que en un esfuerzo importante, los empresarios del ramo hotelero en los últimos dos años han realizado una inversión económica significativa, tanto para la construcción de nuevos hoteles como para ampliar los ya existentes, lo cual generó un crecimiento en la oferta de cuartos. Pero la demanda no ha sido proporcional, porque los ingresos de estos negocios han registrado una disminución en términos reales.
Gamboa Silva expuso que la situación que vive Durango es muy difícil, de ahí que el gobierno federal deba ser consecuente y canalizar mayores recursos económicos que se traduzcan en proyectos de obra que vengan a dinamizar la actividad en el estado, a fin de terminar con el ciclo de recesión que se padece en la economía local.
Apuntó que frente a la caída en el nivel de ocupación, el crecimiento de la oferta de cuartos y la disminución de la demanda, los hoteleros no pueden estar pensando en incrementar las tarifas del servicio que prestan con el propósito de mantener un mayor equilibrio y se absorban las inversiones realizadas, de tal manera que cuando mucho se podrá aspirar a un ajuste del 3 por ciento en proporción a las metas de inflación marcadas por la Secretaría de Hacienda en este 2003.
Acotó que ante ese escenario resulta muy difícil para el sector hotelero acceder en la actual revisión contractual a una petición de incremento salarial, en la proporción en que lo vienen requiriendo los sindicatos en sus emplazamientos.