Agencias
Los Ángeles, E.U.- A los 69 años de edad, el actor inglés Michael Caine, al que la reina de Inglaterra otorgó el título de Caballero hace poco tiempo, se encuentra viviendo una de las mejores épocas de su vida.
La posibilidad de obtener el tercer Globo de Oro en su carrera, gracias al papel estelar que hace en el filme The Quiet American, lo ha vuelto a poner en el centro de tan famosa competencia. Si llega a recibir dicho reconocimiento aumentarían significativamente las oportunidades que tiene de ser nominado a un nuevo premio Oscar.
Ganador de dos estatuillas doradas en la categoría de Mejor Actor de Reparto por sus actuaciones en las películas Hannah and Her Sisters y The Cider House Rules, Michael Caine visita Los Ángeles ante la posibilidad de obtener una más, y gentilmente se prestó a llevar a cabo esta entrevista.
Una historia antigua
En la cinta The Quiet American Caine interpreta el rol de un periodista inglés que durante la cobertura que hace de la guerra de Vietnam se enamora de una joven y atractiva mujer de ese país.
La relación entre el corresponsal inglés y la chica vietnamita se convierte en un complejo triángulo pasional a partir del momento en que un joven estadounidense se introduce en la vida de ellos dos.
Basada en la novela de Graham Greene, del que ya en 1958 Joseph L. Mankiewicz había hecho otra versión cinematográfica, The Quiet American fue producida por la compañía Miramax. Aunque el trabajo hecho por el director Phillip Noyce alcanza niveles de gran calidad artística, su estreno tuvo que retrasarse durante muchos meses.
“Yo siempre estuve convencido de que se trataba de una excelente película”, dice Michael Caine. “Por eso le pedí a Harvey Weinstein, presidente de Miramax, que le diera al público la oportunidad de verla. Así él podría darse cuenta si yo tenía razón o si estaba equivocado”.
“La buena respuesta que The Quiet American tuvo en los festivales de Londres y Toronto confirmó mi opinión y alejó los temores que Harvey tenía acerca de los problemas que podría provocar la presentación de un filme como éste en estos momentos que se viven en Estados Unidos”.
Según Michael Caine, uno de los argumentos utilizados por Harvey Weinstein para no estrenar The Quiet American fue el ataque terrorista sufrido por Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001.
“En Miramax estaban demasiado asustados como para tener claridad en las decisiones que debían tomar”, asegura Caine.
“Supongo que los principales ejecutivos de la compañía creían que The Quiet American podría despertar controversia y discusiones políticas en todo el país. Aunque les dije que la guerra de Vietnam ya no era importante para nadie, no le pusieron mucha atención a mis palabras”.
“Afortunadamente, esa resistencia fue cambiando poco a poco. Ahora, después de comprobar que The Quiet American está considerada una de las mejores películas del año, me agradecen la insistencia que tuve para convencerlos de que la sacaran del congelador en el que la habían puesto”, agregó.
Final que vale la pena
Tranquilo y satisfecho con la trayectoria que ha tenido hasta el momento, Michael Caine sabe que se encuentra en una posición bastante favorable como para recibir su cuarta nominación al premio Oscar en la categoría de Mejor Actor del Año.
En otras épocas, con las películas Alfie, Sleuth y Educating Rita, pudo alcanzar el mismo reconocimiento.
“Todavía no estoy seguro de que los miembros de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Hollywood vayan a darme un sitio entre los cinco actores que estarán compitiendo por el Oscar”, explica sonriente Caine.
“Sería muy arriesgado de mi parte decir que eso va a suceder, pero aunque no ocurra tal milagro, puedo asegurar que gracias a The Quiet American he vuelto a ser el actor más afortunado del mundo”.
Con ese sentido de humor británico que tiene explica: “Porque yo soy quien termina, finalmente, quedándose con la chica más hermosa y atractiva de la película. Esto, para alguien como yo, que ya esta acercándose a los 70 años de edad, es un milagro que no suele ocurrir todos los días”.
Acostumbrado a correr riesgos artísticos cada vez que tiene la oportunidad de hacerlo, Michael Caine define su actitud hacia el cine como “igual a la que tiene cualquier jugador empedernido”.
“Siempre me han gustado la aventura y los peligros”, afirma Caine. “Desde que empecé a trabajar como actor de cine traté de encontrar historias y personajes que no fueran convencionales y aburridos. Hay quienes, por ese hecho, consideran que soy loco e irresponsable. Yo pienso que mi carrera ha sido una experiencia llena de sorpresas y momentos inolvidables”.
“A la mayoría de los actores les gusta este oficio porque les permite vivir dentro de un mundo lleno de oropel y fantasía”, dice. “Sin embargo, la verdadera belleza del cine está en la libertad creativa que nos ofrece, porque somos nosotros, los actores y nadie más, quienes elegimos cada una de las películas en las que nos interesa participar”.
En opinión de Michael Caine, The Quiet American es un filme con el que seguramente llegará a una nueva etapa dentro de su carrera.
“Desde que tuve mi primera reunión con Phillip Noyce supe que se trataba de un filme poco usual”, puntualiza el protagonista de películas tan legendarias como Zulu, The Ipcress Files, Dressed to Kill y Blood and Wine.
“Mi entusiasmo creció cuando Noyce me dijo que el argumento había sido escrito por Christopher Hampton Dangerous Liaisons y Robert Schenkkan, ganador del premio Pulitzer con la obra The Kentucky Cycle, y que el director de fotografía sería Christopher Doyle”.
“Saber que en The Quiet American yo estaría acompañado por personas tan talentosas confirmó la intuición que tuve cuando recibí la invitación para ser parte de la nueva versión del libro de Graham Greene”.
“Hasta ahora sólo he visto The Quiet American una vez”, comenta. “La verdad es que me sentí muy orgulloso y conmovido por los resultados que obtuvimos. Creo que no es ninguna fantasía decir que, en estos momentos, mi espíritu y mi capacidad artística han vuelto a recuperar el mismo nivel y entusiasmo que tuvieron al principio de mi carrera”, confesó quien hace unos años había considerado que debía retirarse de la profesión.