EL SIGLO DE TORREÓN
"EL ESTALLIDO SOCIAL ESTÁ CERCA", ADVIERTE LÍDER DE TELEFONISTAS
Para el Magisterio el aumento es el parámetro bajo el que se negocian las percepciones salariales
TORREÓN, COAH.- De irrisorio fue calificado el aumento otorgado al salario mínimo, por parte del dirigente del Sindicato de Telefonistas en la Laguna, Lisandro Robledo Cháirez, quien consideró que cada vez estamos más cerca del estallido social.
“Al gobierno le preocupa más mantener bajo el índice inflacionario que mejorar la economía de la gran mayoría de los trabajadores mexicanos, quienes no ven ningún progreso en sus bolsillos, a pesar de las promociones que se hacen en el sentido de que ‘vamos avanzando’ ”.
El aumento al salario no es más que un factor para calcular la inflación, para que la economía nacional sea positiva, pero como siempre, se logra el objetivo a costa de los trabajadores quienes están cada vez mas lejos de alcanzar la vida digna y el cubrimiento de las necesidades básicas que cita la Constitución.
Al citar posibles estallidos sociales, el dirigente de trabajadores telefonistas aseguró que de hecho ya se están viendo con paros y movilizaciones masivas, actos de protesta que en el 2004 serán más frecuentes, debido a las agresiones que sigue padeciendo la fuerza laboral.
Sobre la actitud pasiva de los representantes de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), que agrupa al mayor número de trabajadores que perciben el salario mínimo, Robledo Cháirez mencionó que se debe a que los líderes están más preocupados por mantener el 97 por ciento de los contratos de protección que tienen, que en ampliar el número de agremiados.
Estos contratos de protección sirven de “camuflaje” para simular un amparo al trabajador, pero cada vez es mayor la cantidad de trabajadores que se convencen de tal apariencia.
El aumento a los mínimos, traerá como consecuencia la ampliación de la pobreza y pobreza extrema que vive el país.
Termómetro para el Magisterio
Para el Sindicato Magisterial, el 4.25 por ciento de incremento al salario mínimo, marca el parámetro bajo el cual se negociará la percepción salarial para los trabajadores de la educación, declaró Jesús García Portillo, representante del Sindicato Nacional de Trabajadores de las Educación (SNTE).
García Portillo, quien forma parte además del grupo Nuevo Sindicalismo, informó que en reunión con diputados federales en la Ciudad de México, fueron informados que el Gobierno Federal les expuso que debido al problema económico del país, el presupuesto para la educación sólo alcanza para autorizarles un aumento del tres por ciento, de ahí que ya se imaginan lo que sucederá llegado el momento.
La variante en el mínimo, comparado con los sueldos de diputados y otros políticos, refleja el mundo de opulencia y miseria que se vive en la nación, concluyó.
Una burla
Debería desaparecer el salario mínimo como referente económico porque se ha convertido en una “burla del Gobierno hacia los trabajadores”, señala el presidente del organismo empresarial Desarrollo de la Laguna, Víctor Alducin Flores.
Al tiempo que critica la política económica errática del Gobierno Federal, la falta de apoyos hacia los sectores productivos para crecer y con ello generar fuentes de empleo, el empresario asegura que la capacidad adquisitiva de los trabajadores sigue en el total rezago.
No es posible que el salario mínimo se incremente en poco más de un peso, mientras que los precios siguen en escalada, al igual que los servicios básicos que proporciona el gobierno o las empresas concesionadas como la energía eléctrica, agua potable, servicio telefónico.
Alducin Flores asegura que el concepto de clase media prácticamente ha desaparecido para dar paso únicamente a dos clases, la de los ricos y la de los pobres que va en aumento galopante.
Para él, la Comisión Nacional de Salarios Mínimos también debería desaparecer porque su trabajo no se necesita y no aporta información real de las condiciones que prevalecen en materia de salario y capacidad de compra de los trabajadores.
Los salarios que devengan actualmente los trabajadores no son de ninguna manera acordes con la realidad económica que vive el país en materia de precios y servicios.
Los empresarios no pueden mejorar los salarios ni beneficios a sus trabajadores porque están prácticamente en manos del gobierno, atados ante la obligatoriedad de pagar más y más impuestos y cumplir de manera prioritaria lo que se les cobra bajo amenazas de embargo.