“El conocimiento del ciudadano de los sucesos a su alrededor, es el fundamento de una democracia viva”. Fundación Konrad Adenauer
Guanajuato, cuna de grandes héroes, ciudad mágica donde el tiempo no pasa, callejones propicios para el romanticismo: ahí el espíritu humano se engrandece pues está directamente en contacto con lo místico. Rondallas, estudiantinas y un clima que te empuja a la bohemia, a sentirte parte de parajes sin igual, a soñar y atreverse a decir que afortunadamente en México hay miles de cosas valiosas en estado de permanencia, inalterables ante el curso de los años. Aquí constato algo fundamental: el interior de la República –no necesariamente el D.F.- es centro de nuestros hondos valores, permite te sientas en constante estado de frenesí, siendo la libertad para transitar avenidas tesoro incomprable.
Fui a Guanajuato a nutrirme, seguir cuesta arriba. El doctor Ernesto Villanueva -hombre sin precedentes- tuvo el gesto de invitarnos al IV Congreso Nacional de Derecho de la Información. Tema en boga, urgente para transitar hacia un verdadero estado de justicia. Entre los asistentes se encontraban políticos, académicos, especialistas en la materia; ante todo la sociedad civil, aquella sabia que reconoce como deber fundamental la participación, el involucramiento, la sapiencia de que México será fuerte y tendrá futuro única y exclusivamente mediante la unión de todos los actores sociales.
Estamos dejando atrás tiempos de secrecía, aquéllos donde los políticos ocultaban información y negaban a los ciudadanos conocer el desempeño gubernamental en todos sus rubros. Un vivo ejemplo: cuando Fernando Gutiérrez Barrios dejó atrás la Secretaría de Gobernación llevó consigo documentos y archivos donde seguramente quedaba plasmada la impunidad, las formas turbias en cuanto al ejercicio público se refiere. ¿Otros casos? Los ex presidentes de México también hicieron lo mismo y hoy en las arcas abiertas al público solamente quedan papeles “convenientes”. Caray, además de vaciar los dineros del pueblo, quemaron aquello lesivo e incriminador. Ojalá hubiesen destinado el mismo ímpetu en ayudar y dedicarse a lo importante.
Dieciséis estados de la República tienen ya abiertos sus archivos. Los gobiernos deben concebir el derecho a la información para permanecer en el poder. Hace algún tiempo Nelson Mandela comprendió que la carencia de información había fomentado el “apartheid”. El conocer sirve a todos: desde el ama de casa deseosa de saber sobre el desempeño de sus hijos en la primaria, el trabajador, los estudiantes, empresarios, todos. Resulta mucho mejor que el Estado ofrezca la información continuamente, no que la estén pidiendo. ¿Cuándo debe reservarse? Única y exclusivamente cuando afecte a la seguridad, defensa, menoscabe las relaciones internacionales o dañe la estabilidad económica y monetaria del país.
A partir de los sucesos del 11 de septiembre en Estados Unidos la administración de George W. Bush comenzó de forma indiscriminada a ocultar información pretextando “terrorismo” como tema medular. Evidencia de total y absoluta paranoia, es también vivo ejemplo de que el llamado “sueño americano” y el concepto “de nación más democrática del mundo” son una absoluta falacia. Me corto una mano si miento: en los terrenos vecinos la cooptación hacia la prensa es evidente, también existe el chayotazo y embute, se intenta venderle al público falsas realidades. ¿Quieren otro ejemplito? Negarle a los periodistas grabar imágenes tanto de soldados americanos como iraquíes ya muertos. Muestra de que la vendetta Bush fue un desastre. El pueblo así lo comprendió y su popularidad anda por los suelos: sus acciones resultan injustificables, lo ubican como asesino, además de haber (junto con sus colegas Blair y Aznar) metido al mundo, argumentando “armas nucleares” que nunca existieron. Todo esto se lo cobrará a Jorgito la vida, sobre todo el pueblo. Igualito a su papi: son unos ineptos que no merecen la reelección y nunca debieron ocupar La Casa Blanca. Ojalá nuestros vecinos se compadezcan, somos partícipes del mismo dolor: Luis Echeverría y José López Portillo, monumento a “la docena trágica”.
Regresemos a la materia. La recopilación de archivos es una complicada tarea: hacen falta sistemas activos y de difusión que coadyuven, personal capacitado y equipo de cómputo. ¿Si no podemos organizar papelitos cómo demonios resolver los problemas de fondo? Desde 1968 la cultura de la secrecía ha sido un largo proceso que estamos resolviendo. Para un periodista es ideal citar las fuentes, a pesar de ello la ley –aunque no lo compartan algunos coahuilenses- nos amparará. Los medios de comunicación tenemos la responsabilidad de discriminar qué es noticia, no ayudar a intereses particulares: el periodismo se convirtió desde un oficio hasta llegar a ser una profesión, su esencia es hacer públicos los acontecimientos. Tenemos que olvidar y ayudar a recuperar un ambiente de certidumbre legal, el estatuto de la gente a saber qué pasa, el derecho a creer en un sistema de ideas y el valor de las convicciones frente a un valor ético, mejor dicho: la objeción de conciencia. Ya se lo dijo alguna vez Don Quijote a Sancho: “la libertad no puede igualarse, se debe aventurar la vida, el cautiverio es doloroso y lastima”.
¿Existe suficiente voluntad política? ¿Cómo se puede generar? Por ejemplo, en Tailandia el derecho a tener hijos era negado a mujeres negras y latinas, los niños ricos que asistían a la escuela eran favorecidos frente a los no privilegiados. Hoy en día, gracias al acceso informativo dichos menores son aceptados con base en su inteligencia y capacidad. ¿Me explico? Urge bajarnos del caballo de la Revolución para subirnos al de la Información.
En México debemos estar orgullosos. Las dependencias esperaban recibir alrededor de tres a cinco mil peticiones de información al mes. Hoy la cifra es de alrededor de veinte mil mensuales y de ochenta a cien mil por año. Falta mucho por recorrer, gracias a la voluntad de tantos los políticos estarán de manos atadas y a la larga el país entero sabrá sobre sus acciones tal cual son. Los que pretendan ocupar puestos públicos se sabrán bajo la mira, la lupa de un México hastiado de mentiras, e individuos que hacen e hicieron del poder arma para lastimar nuestra inteligencia, cooptar la conciencia.
Regreso lleno de emoción. Guanajuato y el IV Congreso ofrecen certidumbre, un futuro valioso.
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