Reuters
LA PAZ, BOLIVIA.- Un importate líder del campesinado andino dijo ayer que las actuales protestas rurales apuntan al ascenso de un gobierno indígena en Bolivia.
"Los indios vamos a gobernar Bolivia", dijo a la cadena radial Panamericana el diputado indígena Felipe Quispe, quien desde hace dos semanas encabeza el bloqueo de carreteras que circundan La Paz, sede del gobierno.
Quispe, un aymara conocido como "Mallku" (jefe supremo en esa lengua), dijo que estaba roto "todo diálogo" con el gobierno y reiteró que el movimiento indígena exige "la renuncia del presidente (Gonzalo) Sánchez de Lozada".
El gobierno de Sánchez de Lozada, un empresario que ya ejerció la presidencia entre 1993 y 1997, enfrenta la peor ola de protestas sociales en 14 meses.
El movimiento catalizó originalmente el rechazo de distintos sectores a un proyecto de exportación de gas por un puerto de Chile, país al que Bolivia cedió sus costas marítimas a raíz de una guerra en 1879.
Pero las protestas se expandieron y la Central Obrera Boliviana (COB), matriz sindical del país, convocó a una huelga general e indefinida, a partir de hoy, para exigir también la renuncia de Sánchez de Lozada.
El llamado a la huelga enfrentaba, sin embargo, una creciente división entre sindicatos que respaldan o rechazan la autoridad del actual secretario ejecutivo de la COB, Jaime Solares, un dirigente minero.
Fuentes laborales dijeron que no más de diez sindicatos -de 64 afiliados a la COB- aceptaron acatar la huelga, pero admitieron que entre ellos figuran algunos importantes como el magisterio, los trabajadores mineros y otros del sector universitario.
Quispe sostuvo ayer que el bloqueo campesino de carreteras y de productos agropecuarios destinados a La Paz y otras ciudades "se fortalecerá con la huelga de la COB".
El líder indígena insistió en que sólo dialogaría con el gobierno en Warisata, un poblado a 135 kilómetros al noreste de La Paz, y una vez que se desmilitaricen las carreteras y las comunidades del altiplano andino y se disponga la libertad de los campesinos detenidos.
Warisata fue escenario de enfrentamientos armados en que murieron cinco campesinos y dos soldados, tras un operativo militar-policial desplegado el 20 de septiembre para rescatar a 800 personas retenidas durante una semana en un centro turístico bloqueado por campesinos.
El gobierno rafirmó ayer que persistirá en su disposición al diálogo, después de un fallido primer acercamiento con Quispe el sábado.
"El gobierno confía en que va a primar la cordura y no la confrontación que promueven unos pocos", dijo el portavoz presidencial, Mauricio Antezana.