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Canales Clariond/Plaza Pública

Miguel Angel Granados Chapa

Exactamente 14 años después que la primera, Fernando Canales Clariond ha llegado por segunda vez a un gabinete federal. En el shadow cabinet que organizó el ex candidato presidencial panista Manuel J. Clouthier el 19 de enero de 1989, Canales Clariond fue nombrado responsable de infraestructura, servicios y empresas paraestatales. Su compañero de equipo en aquel entonces, Vicente Fox, responsable de política agropecuaria en el gabinete en la sombra, lo hizo ahora secretario de Economía.

A diferencia de Fox, que era un recién llegado al PAN (cuando más tenía un año de militancia), Canales Clariond ya había superado la calificación de neopanista que se le atribuyó cuando ingresó al partido, en 1978. A los 32 años de edad había concluido su etapa de formación profesional e iniciado un liderazgo en sector empresarial: Tras graduarse en la Escuela Libre de Derecho en la ciudad de México y obtener la maestría en administración de empresas en el Tecnológico de Monterrey, Canales Clariond vivió unos años en Europa: en París estudió lengua y civilización francesa, y sociología de las relaciones industriales en el Instituto de Estudios Sociales de La Haya. Presidía la Cámara Nacional de Comercio en Monterrey y la Federación de Cámaras de Comercio de Nuevo León cuando resolvió entrar en política. Su primera acción panista fue unirse al grupo que apoyó a José Ángel Conchello en su candidatura a gobernador, en 1979. Conchello no alcanzó la gubernatura pero Canales Clariond sí una diputación federal, la del primer distrito de su entidad, el mismo que treinta y tres años antes había ganado, pionero, Antonio L. Rodríguez.

El joven empresario no pasó a la historia legislativa, pero afianzó su presencia en el panismo de NL, que lo hizo candidato a la gubernatura en 1985. No sólo no ganó las elecciones sino que su protesta fue sometida a golpes por el gobernador saliente Alfonso Martínez Domínguez al que, con grandeza de alma o amnesia reprochable Canales Clariond elogió con desmesura con motivo de su muerte, hace apenas dos meses. Elegido miembro del consejo nacional del PAN en 1987, presidió su comité estatal de 1990 a 1993.

En 1997 intentó de nuevo ser gobernador de su estado y esta vez lo consiguió, al vencer al candidato priista J. Natividad González Parás, debilitado por la crisis que hizo caer al salinista Sócrates Rizzo a quien sustituyó un primo del panista, Benjamín Clariond Reyes Retana. No concluirá en octubre su sexenio, pues es ahora el secretario de Economía.

Aun dentro de su partido se ha cuestionado su gestión como gobernador. Lejos de reconocer que su ausencia, contraria a la voluntad de los votantes, debilitará sus posibilidades electorales, los partidarios del candidato panista a sucederlo, Mauricio Fernández, aseguran que fue su presencia la que las minó. Por lo menos es cierto, independientemente del peso que en esas preferencias tenga el desempeño del gobernador, que desde meses atrás las encuestas indican que el PRI recuperará el Gobierno Estatal: en julio pasado ya el tricolor estaba dos puntos arriba del PAN (41 a 39 por ciento) y en noviembre siguiente la distancia se ensanchó considerablemente: 51 a 28. Y si bien la definición de los candidatos modificó levemente esas proporciones, la ventaja priista parece ya irreversible: 48 contra 30 por ciento. También fue significativo que los panistas apenas votaran, en su elección interna, por los dos colaboradores de Canales Clariond que aspiraron a la postulación, como si los militantes rehuyeran la continuidad de aquella gestión.

La principal mancha en el gobierno de Canales Clariond, si bien combatirla no corresponde directamente a sus funciones, fue la aparición y el crecimiento de la violencia delincuencial en Nuevo León. La entidad no estaba a salvo del narcotráfico, pero su vecindad con Tamaulipas, sede del cártel del Golfo no había implicado la contaminación de Nuevo León. De modo más directo, el principal señalamiento contra el ex gobernador fue haber demorado el gasto público -haber hecho un guardadito, se dice en Monterrey- para ejercer recursos públicos durante el proceso electoral, a fin de revertir las preferencias electorales que apuntan a la recuperación priista.

Desde el momento de asumir la Secretaría de Economía Canales Clariond queda en riesgo de mal cumplir sus funciones, debido al presunto conflicto de intereses en que puede incurrir. Lo hizo notar ayer el articulista Manuel J. Jáuregui, con conocimiento directo de la situación desde Monterrey: Canales Clariond posee importante paquete accionario en un gran consorcio regiomontano, la siderúrgica Industrias Monterrey, S.A. (IMSA) que además de su producción acerera fabrica los acumuladores LTH. “Ambas actividades (están) extensamente reguladas por la secretaría de Economía -dice Jáuregui- la cual impone aranceles a las importaciones en estos rubros y fija cuotas... En pocas ramas existe tanto arancel compensatorio y tanto jaloneo como en lo referente a los productos de acero. De manera que a Canales Clariond le va a tocar regularse a sí mismo”. (Nota aparecida en un diario capitalino, el 15 de enero).

No estará solo en esa situación. Una semejante es la que guarda “El rey del ajo”, Javier Usabiaga, que como secretario de Agricultura ejerce funciones atañederas a Javier Usabiaga, el poderoso productor agrícola guanajuatense. El presunto conflicto de intereses podría eliminarse si colocaran sus intereses en fideicomisos que atenúen el choque de su condición privada y su función pública.

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