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Cancha Central

Raúl Fernando Garza Cantú

A un año de iniciar este proyecto sobre el deporte del tenis que al inicio tenía la característica de ser esporádico y que gracias tanto a las personas que me indujeron y enseñaron (y sigo aprendiendo) este deporte como a las que me motivaron a seguir adelante con el proyecto, así como a las que tan amablemente lo han acogido, “Cancha Central” ha permanecido hasta el día de hoy. En “Cancha Central” hemos compartido diversas áreas del deporte blanco, tales como: las competencias de los circuitos para damas y caballeros, historias sobre jugadores que son leyendas y otros que van en camino de serlo, datos estadísticos, sugerencias posibles al juego, algunos de los reglamentos a seguir, resultados, aspectos curiosos y varios temas más. Y este día domingo no será la excepción.

Hoy comentaremos sobre el retiro oficial anunciado el pasado viernes 10 de enero de uno de los jugadores que mejor comportamiento han mostrado dentro y fuera de la cancha en la historia del tenis y que por supuesto tiene logros destacados con la raqueta y la pelota. Me refiero a Patrick Rafter con nacionalidad australiana, quien ha sido, es y seguirá siendo un caballero en toda la extensión del concepto.

Rafter es ganador de dos títulos consecutivos de Grand Slam en el Abierto de Estados Unidos en 1997 y 1998, además de ser el finalista vencido de Los Campeonatos Wimbledon en el 2000 ante Pete Sampras y en el 2001 ante Goran Ivanisevic en tierras inglesas. Su marcador de nueve juegos por siete en el quinto set con Goran ha sido una de las finales más dramáticas jugadas hasta el día de hoy, así como una de las más escandalosas en la historia de Wimbledon ya que ese día, con todo el respeto hacia los duques de Kent presentes en aquel momento, la cancha central del All England Lawn Tennis And Croquet Club se convirtió en un estadio de futbol debido al sensacional ambiente que prevaleció en las tribunas durante todo el encuentro. Cuando Patrick alcanzó las semifinales del Roland Garros en 1997 y las del Abierto de Australia hace dos años, logró colocarse como un jugador en avanzar hasta la penúltima o última etapa de los cuatro Grand Slams.

El australiano salió triunfador en 11 finales de 25 disputadas en individuales y se adjudicó diez títulos de dobles. Obtuvo títulos de singles en las competencias englobadas en la Serie para Maestros del Tenis en Canadá y Cincinnati y fue finalista en otras cuatro ocasiones en los torneos de la misma serie.

El onceavo trofeo en singles se lo llevó en Indianápolis en el 2001 donde derrotó en la final a Gustavo Kuerten.

El último evento de Rafter, quien actualmente tiene treinta años y que se volvió profesional en 1991, fue la final de la Copa Davis en Melbourne, Australia, a finales del 2001 en donde él se anotó una victoria sobre el francés Sebastien Grosjean, el primer día de la competencia, pero después tuvo que retirarse del partido decisivo de singles por una lesión en el hombro, y no siendo capaz de apoyar a su equipo en la cancha, observó desde la banca cómo Francia se adueñaba de la copa con un marcador final de 3-2 en partidos y su país se quedaba en la orilla. Un trofeo que faltará en las vitrinas de este brillante campeón y excelente ser humano.

Pero los resultados por sí solos no reflejan el impacto que Patrick Rafter tuvo en el deporte. Un jugador nacido y educado en el estilo de saque y volea con una forma física y unas manos rápidas en la red que emocionaron a los fans en una época en la que el tenis de este tipo prácticamente había sido abandonado por los jugadores modernos.

A pesar de ascender al número uno del mundo, nunca perdió su humildad, siempre siendo cortés y amistoso con todos a lo largo de su carrera. En la cancha, creó su marca registrada al decir a sus oponentes “Lo siento, compañero” (en inglés, “Sorry, mate”) cada vez que él agarraba la pelota después de lanzarla para ejecutar su servicio.

Se ganó la condecoración altruista Arthur Ashe, otorgada por el circuito ATP por realizar numerosas donaciones para obras de beneficencia.

Al australiano también le fue entregado el galardón Espíritu Deportivo Stefan Edberg cuatro veces por su comportamiento ejemplar en las canchas de tenis alrededor del mundo.

Curiosidades del deporte blanco

Sabían ustedes que Patrick Rafter estableció su propia fundación con fines benéficos llamada Cherish The Children Foundation.

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